Una Mujer Digna de Confianza
¡Cuánto te amo, Señor, fuerza mía! El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, el peñasco en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite Salmos 18:1-2
Piensa en una mujer en la cual confíes plenamente. Puedes contarle lo que sea sabiendo que es seguro hacerlo. Puedes acudir a ella cuando necesitas apoyo o fortaleza de espíritu. Puedes bajar la guardia con ella y reírte de ti misma. Te sientes protegida por su amor y resguardada en su cuidado. ¿Tienes a alguien en mente?
En la amistad, la confianza implica que no siempre sabes porqué aconteció un evento o porqué surgió una situación extraña. Lo mismo sucede en tu amistad con Dios.
Ahora, ponte en su lugar. Fijate si tú también eres esa persona para ella. Una de las razones por las que amamos a alguien es porque sabemos que hay confianza entre nosotros. Nada puede romper los lazos que nos mantienen a salvo en la relación y sabemos que ambos haríamos lo que sea por el otro.
Eres una mujer confiable, el refugio y la fortaleza de alguien. Recibiste de Dios el ejemplo de cómo serlo. Él extiende sus alas sobre tu vida y te da refugio. Se interpone entre tú y cualquier cosa que pueda hacerte caer. Confías en él con tu vida.
En la amistad, la confianza implica que no siempre sabes porqué aconteció un evento o porqué surgió una situación extraña. Lo mismo sucede en tu amistad con Dios. A veces debes confiar en él aun desconociendo porqué algunas cosas son como son.
Víctor Hugo dijo: “Ten coraje para enfrentar las grandes aflicciones de la vida y paciencia para afrontar las pequeñas. Y así, cuando hayas culminado tus labores diarias podrás ir a dormir en paz. Dios estará despierto”. Una mujer de valor pone su confianza y sus circunstancias en las manos del Protector supremo. Es su fortaleza y su refugio.