UNA VIDA CON SENTIDO
"Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña." Gálatas 6:3
Los reconocimientos que se nos hacen, los premios, los aplausos, el éxito que podamos tener en algún negocio o proyecto, los elogios, el espejo, las notas del colegio, las condecoraciones, en fin todo ese cúmulo de éxitos que logramos, cuál más cuál menos en la vida,
construyen en nosotros una autoimagen, una seguridad personal que puede hacernos sentir importantes o con cierta superioridad sobre otros, pero en verdad todo eso es un engaño pues nada somos. Ciertamente esa sensación de autoseguridad, autoestima alta o sólida nos ayuda a enfrentar la vida pero no es, en última instancia, la realidad humana.
Junto a nuestro Dios tenemos una vida plena
La Biblia se refiere a la condición humana como la de un ser frágil y efímero: "El hombre, como la hierba son sus días; Florece como la flor del campo, Que pasó el viento por ella, y pereció, Y su lugar no la conocerá más." (Salmo 103:15,16)
Si hay algo de valioso en el hombre es ser una criatura creada y amada por Dios de un modo muy especial: "Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, Y el hijo del hombre, para que lo visites?" (Salmos 8:4)
Cualquier éxito o gloria que tengamos se desvanece fácilmente: "Porque: Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae" (1 Pedro 1:24) Nada somos.
Transcurre la vida entre el nacimiento y la muerte en unas pocas décadas y poco queda de ella "El hombre es semejante a la vanidad; Sus días son como la sombra que pasa." (Salmos 144:4)
Biológicamente somos finitos pero espiritualmente eternos y tenemos la posibilidad de proyectarnos con Dios en un futuro luminoso, pleno de amor, si aceptamos Su llamado a la eternidad en Cristo. Es la única forma que nuestra vida tenga un significado profundo y deje huella en muchas almas, entregándonos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.
