No Hay Otro Camino, Solo Jesús
Él nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos. 2 TIMOTEO 1.9
Jesús pidió ser librado de la copa solo si había alguna otra manera de cumplir con el plan de Dios.
La respuesta de Dios a esta oración demuestra definitivamente que no había manera posible de lograr la redención de los pecadores sin el sacrificio de su propio Hijo. Dios no envió a Cristo a morir frívolamente. Si hubiera otra manera, lo habría hecho. Pero no había otra manera y es por esto que la copa no fue quitada de Cristo.
Esto revela el misterio de lo que ocurrió en la eternidad pasada entre los miembros de la Deidad. Así como Dios el Padre y Dios el Hijo convinieron junto con el Espíritu Santo el redimir a los elegidos, se convino que Cristo se convertiría en un hombre y moriría para pagar el precio expiatorio.
El apóstol Pablo habló de esto en su epístola a Tito. Él comienza con estas palabras: Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo, conforme a la fe de los escogidos de Dios y el conocimiento de la verdad que es según la piedad, en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos.
Si Dios prometió la vida eterna antes del principio de los siglos, antes de que hubiera ninguna criatura para hacerle tal promesa, ¿a quién Él lo promete? Está claro que esto describe un pacto que tuvo lugar entre los miembros de la Trinidad para la redención de los elegidos. En su parte en el pacto de la redención, Cristo aceptó venir a la tierra con el propósito expreso de morir como sacrificio por el pecado.