No Te Rindas ¡Dios Está Contigo!
Si alguno de ustedes ha pasado o está pasando recientemente por momentos de mucha presión, donde algo parece estar trayendo más conflicto de lo normal o muchas cosas se unen y una situación se sigue alargando, es comprensible que surjan preguntas acerca de Dios y se experimenten dudas.
En esos tiempos de prueba, es importante recordar que todos pasamos por situaciones similares y que no son fáciles. Estos momentos ponen a prueba no solo nuestra fe, sino también nuestro amor por Dios y nuestra disposición a adorarle tanto en las buenas como en las malas. No solo se pone a prueba nuestra fe, sino también nuestro carácter y nuestra fortaleza interior.
En este contexto, me ha llamado la atención la palabra "desafío". En esos momentos de desafío, donde nuestra fe es puesta a prueba, es interesante pensar en qué habilidades de nuestro carácter y de nuestra fe pueden estar siendo puestas a prueba.
Para ilustrar este concepto, podemos estudiar la vida de Daniel, un profeta del antiguo testamento que enfrentó varios desafíos a lo largo de su vida.
En particular, podemos enfocarnos en Daniel 6. En este pasaje, se relata cómo el rey Darío nombró a Daniel como jefe de todos debido a su excelente desempeño. Sin embargo, esto generó envidia entre los demás, quienes eran de Babilonia.
Es importante entender que muchas veces enfrentamos pruebas no porque estemos en pecado o como consecuencia de lo que hemos hecho mal, como a veces pensamos.
En ocasiones, enfrentamos pruebas precisamente por sobresalir en algo, por servir a Dios de manera sincera y por mantener nuestra integridad. Es en esos momentos que el enemigo nos ataca, pero eso no significa que Dios nos haya abandonado o que Él no esté con nosotros.
En el caso de Daniel, sus enemigos comenzaron a tramar algo en su contra debido a la envidia. Los jefes principales fueron a ver al rey Darío y le propusieron una nueva ley que prohibía adorar a cualquier dios o persona, excepto al rey, durante un mes. Aquel que desobedeciera sería echado vivo a la cueva de los leones.
Ahora bien, independientemente de si llevas poco tiempo siguiendo a Dios y su palabra o muchos años, cuando has dado pasos de fe importantes y has decidido amar a Dios, llegará un momento en el que el enemigo intentará hacer que te rindas.
Intentará que dejes de creer, que te alejes de la iglesia, que pienses que Dios es malo y que estás solo. Sin embargo, cuando el enemigo se da cuenta de que estás firme y no cedes a sus tentaciones, buscará romper tu relación con Dios.
En este punto, quiero que reflexiones sobre el desafío que estás enfrentando actualmente y consideres qué está buscando hacer el enemigo en tu vida. ¿Quiere que dejes de creer en Dios? ¿Quiere que te alejes de la iglesia? ¿Quiere que creas que Dios no está contigo?
Es en momentos como estos que debemos seguir el ejemplo de Daniel. A pesar de conocer la ley que firmó el rey Darío, Daniel decidió seguir orando a Dios. Él tenía por costumbre orar tres veces al día, y en este desafío en particular, hizo lo que siempre había hecho. No hizo nada fuera de lo común. Daniel abrió la ventana de su habitación, miró hacia Jerusalén, se arrodilló y comenzó a orar.
Daniel demostró una gran determinación y valentía al decir: "Aquí estoy. Mi fe, mi amor por Dios y mi servicio no me los van a quitar". A pesar de las circunstancias y las amenazas, Daniel se mantuvo firme en su fe, no importaba el costo que tuviera.
En momentos de prueba, podemos recordar el Salmo 23, que presenta un cuadro reconfortante de Dios como nuestro pastor. Dios nos asegura que nada nos faltará y nos acompaña incluso en el valle de sombra.
En presencia de nuestros angustiadores, Dios nos invita a sentarnos a comer y nos unge con aceite. En estos momentos de desafío, Dios busca sacar de nosotros una fuerza, valentía y coraje que tal vez no sabíamos que teníamos.
Por tanto, te animo a no rendirte, a no dejar de creer y a no alejarte de Dios en medio de tus desafíos. No te rindas ante las estrategias del enemigo. Mantente firme en tu fe, persevera en la oración y confía en que Dios está contigo en cada momento.