Atando al Hombre Fuerte
“Ninguno puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata” (Marcos 3:27a).
La manera de debilitar la fuerza del enemigo en cualquier guerra es atando al hombre fuerte. Al atarlo es cuando se puede saquear su casa. Satanás sabe que cualquier persona que conozca estos principios espirituales, y los ponga en práctica, lo vencerá.
Debe entender que vencer al hombre fuerte no significa que estaremos erradicando el mal del mundo entero, sabemos que esto lo hará el Señor Jesús. Pero al desenmascararlo, quitamos la influencia del mal de nuestra vida, familia, negocios, finanzas, de la ciudad y de la nación.
Jesús dijo: “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” (Mateo 16:19).
Nosotros abrimos el reino de los cielos por la palabra de autoridad que Dios ha puesto en nuestros labios, lo mismo debemos hacer para atar cualquier poder del enemigo.
El adversario opera en el área espiritual, que viene a ser el cielo, y todo lo que atemos en los cielos quedará atado también en la tierra; así fue como Pablo neutralizó los poderes demoníacos que querían impedir que el procónsul Sergio Paulo escuchara la Palabra de Dios, y después de esto vino su conversión; lo mismo debemos hacer nosotros. (Hechos 13:7-12).
Alguien le preguntó a un general inglés -quien era conocido por sus victorias en el campo de batalla- en una guerra entre dos ejércitos: “¿General, cuál tiene la opción de ganar?”. Este hombre respondió: “El que avanza”.
ALGO EN QUÉ PENSAR
En mis primeros años de vida cristiana, me encontraba orando por uno de mis hermanos que era el más rebelde y el que menos se interesaba por las cosas de Dios.
En ese instante tuve una visión y vi las llamas del infierno y distinguí que mi hermano era el que estaba allí, quedé espantado con lo que vi y me dispuse a orar fervientemente por su salvación. Lo primero que hice fue atar al hombre fuerte (esto es al diablo) atar todos los poderes demoniacos que habían atado su mente sus emociones y su voluntad.
Me mantuve firme en esta oración por diez días; después de este tiempo mi hermano me vino a buscar diciéndome ayúdame que quiero cambiar pero no sé cómo hacerlo. Dentro de mi corazón le di gracias a Dios porque entendí que había sido eficaz el haber atado al hombre fuerte. De todos mis hermanos él fue el que tuvo una de las conversiones más radicales.
ORACIÓN
Padre gracias por la autoridad que me has dado para atar al hombre fuerte y desalojarlo de cada una de las áreas de mi vida y de mi familia. Gracias porque esto es por la revelación de Tu Palabra que lo he recibido. Amén.
DECLARACIÓN
“Tengo la autoridad de abrir los cielos, y con la palabra de poder neutralizo los ataques del enemigo para liberar a aquellos que están oprimidos por él”.
Ver: El Poder de la Oración Intercesora