Jonathan y Trevor estaban acostados en la parte de atrás del automóvil, profundamente dormidos. Pedro tenía la impresión de que llevaba toda una vida conduciendo en la larga carretera de Portugal a Barcelona (España). No supo exactamente en qué momento cerró sus cansados ojos y cuándo su pesado cuerpo quedó apoyado sobre el volante.
Tampoco fue consciente de lo que estaba sucediendo cuando el auto cruzó el carril de la autopista, metiéndose de lleno en la dirección contraria, chocando de frente con un camión que venía por la otra mano.
El impacto fue tremendo. Los primeros que llegaron a la escena del accidente pensaron que todo había acabado para Pedro. El joven de Barcelona permanecía inerte, quejándose a causa del dolor, pero a pesar de que Pedro y Trevor llevarían siempre las cicatrices de ese accidente, sus lesiones resultaron relativamente insignificantes comparadas con las que sufrió el cuerpo de Jonathan McRostie, quien recibió el peor impacto. Su columna vertebral quedó rota, dejándolo paralizado de la cintura para abajo. El era coordinador europeo de OM., pero lamentablemente no volvería a caminar jamás. Una verdadera tragedia.
Una semana después del accidente, Jonathan fue llevado en un avión hospital al Centro de Traumatología y Readaptación de Bruselas. Pasó las próximas seis semanas en tracción y una semana más en un armazón “Striker” para su rehabilitación. Después de tres meses de continua terapia pudo sentarse en una silla de ruedas. –“Un día a la vez” era el lema que él, su esposa Margit, y sus tres hijos, adoptaron durante los largos meses de rehabilitación.
La noche antes de que fuese dado de alta en el centro de rehabilitación, Jonathan escribió: “He servido al Señor con Operación Movilización durante veinte años en Europa. Poco más de un año he vivido en un hospital como tetraplégico... El 14 de abril de 1982 nuestro auto chocó contra un camión. Cuando me desperté y me di cuenta de que no podía mover mis piernas, oré diciendo: ¿Voy a morirme? No, no lo creo Señor, quiero que mi corazón esté en paz. Perdóname, incluso los pensamientos pecaminosos de ayer, estoy en Tus manos. A partir de ese momento Dios en Su gracia me concedió Su paz y no la ha retirado a pesar de que éste ha sido el año más extraño de toda mi vida.”
“Un cristiano impedido o un cristiano dedicado a ayudar a las personas impedidas solamente puede acabar por triunfar dependiendo confiadamente de Dios, siendo fielmente obediente a Él. Desde el punto de vista físico, mi cabeza da las instrucciones correctas, pero la parte inferior de mi cuerpo no las oye porque la columna vertebral está rota. Desde el punto de vista espiritual, debemos tener una columna vertebral de fe y obediencia, que nos conecta con nuestro Creador, Salvador y Señor. Sólo hay un camino que puede seguir el cristiano: ¡HACIA DELANTE! Aunque sea con pasos vacilantes y con caídas frecuentes. Con Dios podemos hacerlo”.
Desde el principio mismo Jonathan se ha negado a quedar a un lado. No tardó en continuar con su correspondencia de negocios, actuando de consejero en OM, como coordinador europeo, y hasta ha predicado ocasionalmente. Durante los años que han pasado desde su accidente ha viajado y ha estado en más de 80 aeropuertos en 35 países y ha inspirado a un sin número de personas a fin de que participen más activamente en las misiones.
Además de su actual papel como ministro de OM, Jonathan es el presidente internacional de socios mundiales de OM., una comunidad de anteriores miembros de OM. Es también consejero de los Ministerios de Joni y sus Amigos (JAF), en Europa. El contacto que estableció Joni con Jonathan empezó poco después del accidente y en la actualidad se ha comprometido a promover las metas de JAF en relación con las personas con impedimentos físicos, accesibilidad y ministerio en las iglesias europeas.
España continúa ocupando un lugar especial en el corazón de Jonathan McRostie. Muchos años antes de su accidente, él y su esposa pasaron allí su luna de miel. Diez años después del accidente fue honrado y le pidieron que actuara como Capellán de los Juegos Paraolímpicos de España en 1992.
¿Por qué permite Dios la muerte o las lesiones graves en hombres y mujeres que participan en Su obra? Jonathan hace la siguiente reflexión: “Todos nosotros nos hacemos esa clase de preguntas y no siempre recibimos explicaciones completas. Dios no nos las ha prometido, pero sí que nos ha asegurado: “Estoy con vosotros. Entiendo todo lo que están pasando y yo mantengo el control. ¡Por lo tanto, podemos confiar en Él y servirle fielmente!”