Hábitos de un Corazón Cristiano
La motivación es lo que te hace dar el primer paso. El hábito es lo que te hace seguir andando.
Los discípulos de la iglesia primitiva conmocionaban con sus acciones poco comunes, como sanar a los enfermos y guiar a miles de personas a Cristo. En su esfuerzo por suprimir tal influencia, los líderes religiosos los arrestaron y los pusieron en “la cárcel común” (Hechos 5:12-18).
Hoy creo que en el corazón de cada uno de nosotros sigue existiendo la lucha contra esa prisión llamada “común”. Hay muchísima gente que sigue presa allí, ya sea debido a su propia perspectiva o porque otros han puesto etiquetas en ellos. Sin embargo, al igual que los discípulos, no eres una persona promedio. No eres común, eres todo lo contrario.
Tus hábitos, que a menudo se conocen como disciplinas espirituales, son la clave para vivir una vida de revolucionario poco común. Cuando has salido de una vida de adicción y conoces lo que los hábitos negativos pueden hacerle a una persona, ves que a menos que formes hábitos nuevos podrías terminar en el mismo lugar de donde saliste.
Cuando decidí entregar mi vida a Cristo, sabía que a menos que cambiara mis hábitos, no iba a sobrevivir. Empecé diciendo una sencilla oración que me ayudó a crear nuevos hábitos en mi corazón: Señor, dame hambre y deseo por ti y tu Palabra. Todavía sigo viviendo los frutos de esa oración.
Esa oración produjo en mí una pasión por leer Su Palabra, en cualquier forma que llegara a mis manos. Compraba y tomaba prestados libros para que mi corazón se saturara de la Palabra de Dios. Dejé el hábito de coleccionar discos y memorizar canciones para colectar comentarios bíblicos, y memorizar Escrituras.
En lugar de desvelarme en las fiestas, ahora me desvelaba estudiando griego y hebreo. Para asombro de mi familia, llené mi habitación de libros en lugar de acumular discos de música. Y lo irónico de todo ese nuevo hábito era que cuando estaba en la escuela primaria, no me destacaba justamente en lectura, debo admitirlo.
Creció en mí la pasión de leer y estudiar, y hoy disfruto de sus beneficios. En esos días aprendí que la formación de hábitos saludables para el corazón, como parte de mi estilo de vida, era algo vital para mantener la pasión y el fuego para vivir, dirigir y amar desde el corazón.
En La vida disciplinada, Richard Taylor afirma: “El hombre disciplinado siempre gana”. En todas las áreas de la vida, sea en los negocios, lo académico, la crianza de los hijos o la vida pastoral, la disciplina es una ventaja que pone la balanza a tu favor.
Son las disciplinas personales las que te dan esa ventaja que hace la diferencia, no necesariamente entre la victoria y la derrota, sino entre ser eficaz o mediocre. ¿De dónde viene esa motivación por esforzarte un poco más? De ver con claridad la meta.
Tenemos que saber qué es lo que intentamos lograr, antes de empezar. Tu meta particular puede ser ver que toda tu familia conozca a Cristo, o que tu corazón se renueve con una pasión más fuerte para dirigir, o desarrollar tu potencial como persona, como cónyuge, como padre.
Sea cual sea tu meta, necesitarás hábitos saludables del corazón, que te ayuden a llegar a esa meta. Veamos los hábitos que te dan la ventaja para vivir una vida revolucionaria.