Hijos de FE
"Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia.
Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada, sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro, el cual fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación." Romanos 4:20-25
Nuestro padre Abraham "Padre de la Fe" no dudó de lapromesa de Dios. Él le haría padre, a pesar de que era de mucha edad, y de ese hijo se multiplicaría un pueblo. Él pensaba que sería sólo su nación y así lo pensaron sus descendientes. Era el padre de la nación hebrea, de religión judía.
Pero los cristianos sabemos que su descendencia es mucho mayor y alcanza las naciones, es una descendencia espiritual. Los herederos de Abraham no son sólo los judíos sino también los que hemos alcanzado la fe en Cristo, el Mesías judío, y que hemos sido injertados en el pueblo de Dios.
"Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo" (Romanos 11:17)
"Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación" (Efesios 2:13,14)
La fe de Abraham se fortaleció y glorificó al Señor, creyendo y esperando en Él. Estaba convencido del poder de Dios para cumplir Su promesa. Sin embargo nosotros tantas veces dudamos y nos desanimamos porque el Señor no responde rápido a nuestras peticiones o las cosas no nos resultan como queremos. Esa fe de Abraham fue tomada en cuenta por el Señor como si estuviera obrando. "Su fe le fue contada por justicia."
Pero esta no es una bendición exclusiva de Abraham sino de todo aquel que cree. Si creemos en el Dios Todopoderoso que resucitó de los muertos a Su Hijo Jesucristo, quien murió por nuestros pecados, alcanzaremos la bendición del perdón y la eterna salvación de nuestras almas. Seamos auténticos hijos de Dios, siguiendo el ejemplo de FE del patriarca Abraham.