Ellos no tienen la vida que viene de Dios (17-19). Existe una marcada diferencia entre los que pertenecen a Cristo, y los que están fuera de Cristo. Haz una lista de la descripción de estas últimas personas. ¿Qué aspectos de su personalidad han sido afectados por su alejamiento de Dios?
Aprender de Cristo (20-21). ¡Hermanos, efesios, se dan cuenta de la diferencia!, parece decir Pablo. Hay un pensamiento y una conducta contrarios a todo lo que ustedes han aprendido de Cristo. Luego, vuestra tarea más importante, el propósito último de vuestro pensamiento y estilo de vida, es pensar y actuar de acuerdo a la verdad, que es Jesucristo.
El “aprender de Cristo” es más que una tarea meramente intelectual o académica. Es el entrar en una relación personal con él, que afecta y transforma todo el ser y el quehacer humanos.
Jesús, el Cristo, la lección de la iglesia (21). El es el ejemplo supremo que los creyentes tienen que aprender. Y esa lección solo la puede aprender el cristiano, cuando Jesús llega a ser parte de su vida; cuando ilumina su mente y le da un corazón dócil y ardiente y fortalece su voluntad.
Esta lección, que es Jesús mismo, la comenzamos a aprender estudiando, primeramente, su vida y enseñanzas, y rogándole que por su gracia sean parte de nuestra esencia y existencia.
Despójense…renuévense…revístanse (22-24). No basta con repudiar o rechazar “nuestro viejo hombre”, nuestra “vieja naturaleza que está corrompida” o la maldad en todas sus formas. Hay que renovarse, alimentarse de lo que pertenece a Cristo y expresarlo en un nuevo tipo de vida. ¡Que por su gracia ésta sea nuestra meta hoy y siempre!
Para orar. Padre, renuévanos y renovaremos al mundo.