El alma representaba la totalidad de la vida. El mandato de la ley de Moisés era amar a Dios con toda nuestra voluntad, en todos los aspectos de nuestra vida y con todas nuestras fuerzas (Deuteronomio 6.5 y 30.6). Desgraciadamente, se nota que en la vida y la voluntad de Salomón hubo cierta división desde un principio.
Un matrimonio dudoso (1). La ley de Moisés prohibía el matrimonio con las mujeres paganas de Palestina (Éxodo 34.16 y Deuteronomio 7.3). La alianza con Egipto era de poca duración (1 Reyes 14.25-26) y este matrimonio político con una princesa de origen pagano puede haber sido el primer paso equivocado en la tragedia posterior de Salomón.
Ritos dudosos (2-4). La ley de Moisés prohibía también todo sacrificio fuera del lugar del tabernáculo (Levítico 17.3-5) y fuera del lugar que Dios iba a escoger para poner allí su nombre (Deuteronomio 12.11-14).
Mientras que el templo no se había inaugurado había cierta excusa para seguir con los sacrificios en los lugares altos (2). Con todo, la política de Salomón de hacer sus sacrificios tanto delante del arca del pacto en Jerusalén (15) como en los lugares da la impresión de que estaba buscando al aplauso de la gente. No sería el único caso de un mandatario que utilizara los ejercicios religiosos para fines políticos.
Para pensar. Los pequeños compromisos mal encauzados siempre nos llevan más tarde a grandes desviaciones. ¿Por qué?
Oración. Que examine, Señor, mi vida con tal honradez que pueda reconocer a tiempo aquellos compromisos que van a poner en peligro toda mi vida y la de los que están bajo mi cuidado.