El Salmo 84, un himno de adoración y anhelo por la Casa de Dios, que expresa el profundo deseo de estar en Su presencia.
No es muy importante saber cuándo fue escrito este Salmo, o quién lo escribió; a mí me parece que exhala el perfume davídico; se desprende de él la fragancia de las hierbas aromáticas de la montaña y los lugares solitarios y desérticos en que el rey David tuvo que residir con frecuencia durante sus muchas guerras. Esta oda sagrada es una de las más selectas de la colección; la rodea una suave irradiación que ha hecho que se la llame «La Perla de los Salmos».
Si el Salmo veintitrés es el más popular, el ciento tres el más gozoso, el ciento diecinueve el más profundamente vívido, y el cincuenta y tres el más dolorido, éste es el más dulce de los Salmos de paz. C. H. S.
Versículo 1. ¡Cuán amables son tus moradas!
Aquí se hace resonar la trompeta del evangelio, y se oyen sus ecos gozosos, y todos los creyentes cantan cánticos de amor y de gracia; además, lo que hace aún más deleitosas estas moradas, es la presencia de Dios en ellas, de modo que no son otra cosa que la casa de Dios, la puerta del cielo; las provisiones que hay aquí atesoradas y la compañía que se goza en ellas. John Gill
Versículo 2. Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.
El Salmista declara que le es imposible dejar de expresar sus deseos, por lo que empieza a proclamar su anhelo de Dios y de su casa; llora, suspira y ruega para obtener el privilegio. A algunos hay que arrastrarlos a la iglesia, en tanto que David está clamando por ella. No necesitaba que repicaran campanas desde el campanario para inducirle a ir a la iglesia; llevaba la campana en su propio pecho: el santo apetito es una mejor llamada al culto que la llamada de las campanas. C. H. S.
Anhela.
Esta palabra («grita» en el original) procede de «Ramag», término que significa lanzar gritos agudos y en alta voz, tal como lo hacen los soldados al comenzar la batalla, exclamando: «¡Adelante, adelante!».
Asimismo, también se utiliza para describir el clamor de los soldados después de haber ganado la batalla, cuando gritan con júbilo: «¡Victoria, victoria, victoria!».
Por otra parte, la palabra hebrea denota un grito resonante, similar al de un niño que llora porque tiene hambre. En este caso, no solo su voz expresa la necesidad, sino que es todo su cuerpo el que llora: sus manos, su rostro y hasta sus pies reflejan su angustia. Thomas Brooks
Versículo 3. Aun el gorrión halla casa, etc.
Este cuidado tierno de Dios sobre las más pequeñas entre sus criaturas es mencionado aquí de modo emocionante.
Los gorriones gozan de las ricas provisiones de su tierno cuidado; Dios pensó, de antemano, en todas las cosas de que van a tener necesidad, pero no hay comunión entre ellos y el gran Dador. De esto, alma mía, puedes aprender una lección útil. No te quedes nunca satisfecha frecuentando meramente estos lugares o teniendo allí ciertos privilegios, sino levántate en espíritu y busca y halla y disfruta de comunión directa con el Dios vivo por medio de Jesucristo nuestro Señor. El corazón de David se vuelve hacia Dios. «Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.» Things New and Old.
Versículo 4. Perpetuamente te alabarán.
La comunión es la madre de la adoración. Aquellos que se apartan de El dejan de alabarle, pero los que moran en El están siempre engrandeciendo su nombre. C. H. S.
Los corazones de ellos están llenos de cielo, y sus conciencias llenas de consuelo. No puede haber otra cosa que música en el templo del Espíritu Santo. John Trapp
Versículo 5. Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas.
Para las personas que están pensando en otras cosas no será placentero ni provechoso el orar, ni el alabar, ni el oír la Palabra. Un grupo de peregrinos que hubiera dejado sus corazones en casa no sería mejor que una caravana de cadáveres, por completo inadecuados para estar con santos vivos y que adoran a un Dios vivo. C. H. S.
En cuyo corazón están tus caminos. El corazón en estado natural es un desierto sin caminos, lleno de precipicios y barrancos. Cuando el corazón es renovado por la gracia, se hace un camino y se prepara una senda para nuestro Dios. (Ver Isaías 40:3, 4.) Frederwk Fysh
Versículo 6. Lo cambiarán en lugar de fuentes.
Lo que, en un principio, parecía un impedimento, con el tiempo se vuelve un estímulo y una ayuda. En último término, no hay desgracia tan grande ni situación tan desolada de la que un corazón piadoso no pueda hacer una fuente o un pozo del que extraer agua consoladora.
Por un lado, puede ser agua para limpiar y abrir camino hacia el arrepentimiento; por otro lado, puede ser agua para refrescar y allanar el camino hacia la paciencia; o bien, agua para humedecer y facilitar el crecimiento en la gracia.
Y si, en algún momento, el pozo está seco y no produce agua desde abajo, entonces la lluvia llenará los hoyos y suplirá el agua desde arriba. Sir Richard Baker
Versículo 7. Verán a Dios en Sión.
Así será con cada uno de los verdaderos peregrinos espirituales. La gracia de Dios siempre se verá que es suficiente para preservarlos seguros e inmaculados hasta su reino celestial y de gloria: las tribulaciones no los abatirán, las tentaciones no les vencerán, los enemigos espirituales no les destruirán. Son guardados por el poder de Dios, por medio de la fe para salvación, que ha de ser revelada al final de los tiempos. William Makelvie
Versículo 10. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de iniquidad.
Cada uno ha de hacer su propia decisión y escoger. Lo peor de Dios es mejor que lo mejor del diablo. La piedra del umbral de Dios es mejor lugar para descansar que las camas mullidas de los pabellones de los magnates pecadores, aunque puedan echarse en ellas durante toda una vida de lujos y comodidades. C. H. S.
Otra señal del hijo de Dios es deleitarse estando mucho tiempo en la presencia de Dios. Los hijos han de estar en la presencia de su padre; allí donde está presente el rey, allí está la corte; allí donde está presente Dios, allí está el cielo. Dios está presente de modo especial en sus ordenanzas o sacramentos; éstos son el arca de su presencia. Thomas Watson
Versículo 11. Porque sol y escudo es Jehová Dios.
Como sol, Dios me deja ver a mi mismo; como escudo, Dios se me muestra El mismo. El sol hace visible mi insignificancia; el escudo, la divina suficiencia. El uno me permite discernir que no merezco otra cosa que ira y que no puedo conseguir otra cosa que vergüenza; el otro, que tengo derecho a la inmortalidad y que puedo echar mano de una herencia permanente en el cielo.
Veo, en resumen, respecto a Dios como «sol», que, por un lado, si he de recibir «paga», esta ha de ser la muerte eterna; pero, por otro lado, en cuanto a Dios como «escudo», si recibo el «don gratuito», entonces puedo tener la «vida eterna».
Por lo tanto, ¿a quién he de temer? A mí mismo, evidentemente, ya que soy mi peor enemigo.
En este sentido, «el sol» hace que el hombre empiece a partir de lo que es; mientras que el «escudo» le asegura que, además de ser protegido contra sí mismo, será edificado «para ser una morada para Dios por medio del Espíritu». Henry Melvil
Oye, alma mía, el Señor es un escudo. La luz y la fuerza van unidas; nadie puede descarriarse bajo su guía, ni hay razón alguna para desanimarse. Con esas palabras consoló a Abraham. Génesis 15:1: «No temas, yo soy tu escudo.» Daniel Wilcox
¿Por qué ha de temer el creyente la oscuridad cuando tiene un Sol así que le ilumina y le guía? ¿Qué peligros pueden amedrentarle cuando tiene un escudo así que le guarda? William Secker