Durante un rápido deshielo de uno de los ríos de América un hombre quedó en una de las piezas de hielo que todavía no se había separado de la masa grande. Sin embargo, en su terror, no lo veía, sino que se arrodilló y empezó a orar a Dios en voz alta que lo librase.
Los espectadores que se hallaban a la orilla le gritaron a grandes voces: «Hombre, cese de orar y traspase la grieta, que se está abriendo. Venga a la orilla.» Así podríamos decir a algunos: «Cese de orar y crea en Jesús.» - El Cristiano, 1874.
Cese de Orar y Crea en Jesús
Creemos que Dios abre puertas como respuesta a la oración, sin embargo, en nuestro afán de desear que Dios lo haga todo, perdemos en ocaciones de ver su providencia.