CARÁCTER CRISTIANO. Bosquejos Biblicos para Predicar Colosenses 3:8-24
Se les recuerda aquí a los creyentes en Colosas que como cristianos hay cosas de las que se tienen que despojar como inconsistentes; algunas cosas de las que tienen que revestirse como totalmente necesarias; algunas cosas que hacer como prueba de su fe; y cómo deben ser hechas como evidencia de una devoción de pleno corazón.
I. Algunas cosas de que despojarse.
1 Despojaos «DEL VIEJO HOMBRE con sus prácticas» (v. 9). La vieja mente carnal corrompida, y que vive bajo la influencia de las engañosas concupiscencias (Ef. 4:22). Despójate de él.
2 Desechad «IRA, ENOJO, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca» (v. 8). ¿Por qué necesitan los cristianos que se les diga que echen de sí estas cosas que son semejantes al diablo y no al Redentor de ellos? Estos son pecados que acosan a algunos (He. 12).
II. Algunas cosas de que revestirse. Revestíos de
1 EL NUEVO HOMBRE, que es según la imagen de Dios (v. 10). Revestirse del nuevo hombre es darle al Señor Jesucristo–el Segundo Hombre, el Señor del Cielo–el lugar que le corresponde en nuestra vida. Actúa como si Él te estuviera recubriendo con su presencia.
2 «DE ENTRAÑABLE MISERICORDIA, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de longanimidad» (v. 12). Observemos que éstas son características de la imagen divina vista en la faz de Jesús (son el fruto del Espíritu). «Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor» (v. 14). «Dios es amor, y el que permanece en amor permanece en Dios, y Dios en él» (1 Jn. 4:12-16). Que el amor de Cristo nos constriña a ser más como Él.
III. Algunas cosas que dejar entrar.
1 LA PAZ DE DIOS. «Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones» (v. 15). ¡Qué reino maravilloso serían nuestros corazones si la paz de Dios rigiera en ellos (Ro. 14:17)! «Tu guardas en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti confía» (Is. 26:3). Podemos dejar que esta paz rija en nuestros corazones mediante una confiada sumisión a la voluntad de Aquel que puede decirle a la tormenta: «¡Calla, enmudece!»
2 LA PALABRA DE DIOS. «La palabra de Cristo habite ricamente en vosotros» (v. 16). «La palabra de Dios que es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos… y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón» (He. 4:12). «Escudriñad las Escrituras, porque… ellas son las que dan testimonio de mí.» Es a Él mismo que nuestras almas necesitan cuando nuestro carácter debe ser enriquecido y nuestro testimonio hecho fructífero.
IV. Algunas cosas a las que dar salida. Lo que por la fe hemos asimilado, debería ser dado fuera en servicio. «De gracia recibisteis, dad de gracia.» Debemos:
1 SERVIR CON LEALTAD. «Y todo lo que hagáis, de palabra o de obra, hacedlo todo en el Nombre del Señor Jesús» (v. 17). Que diferente sería la vida si nuestros deberes ordinarios fueran llevados a cabo «por causa de Cristo». «En su Nombre» sacaría la espina de la vergüenza de muchas humildes tareas. «Uno es vuestro Maestro, el Cristo.»
2 SERVID DE CORAZÓN. «Todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor» (v. 23). «No sirviendo al ojo, como los que solo quieren agradar a los hombres, sino con corazón sincero ». El frío servicio debe ser una solemne burla a sus ojos. El servicio meramente de labios es una crasa hipocresía.
3 SERVID DE GRATITUD. «Hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de Él» (v. 17). Deberíamos dar gracias siempre por todas las cosas (Ef. 5:20). El Señor ha hecho grandes cosas por nosotros, y sigue haciéndolas en favor nuestro, y por ello, «Su alabanza debería estar de continuo en nuestros labios» (Sal. 34:1). Al dar y al quitar, su Nombre debe seguir siendo alabado (Job 1:21).
V. Algunas cosas por las que esperar mirando arriba. «Sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís» (v. 24). Cada cosa buena será recompensada (Ef. 6:8). La herencia como cosecha será conforme a nuestras obras. Él dará a cada hombre conforme a sus obras (Ro. 2:6). Pero verle a Él, y ser hecho semejante a Él, y morar con Él, ésta es la recompensa de la sola gracia.