El Deseado de Todas las Naciones. Bosquejo Biblico para predicar de Hageo 2:6-9
Todos concuerdan en que la referencia es aquí a la Venida del Mesías. Pero el nacimiento de Cristo no fue anunciado mediante una «conmoción» universal, sino que se nos dice que en la primera Navidad había una paz universal.
Así que la referencia tiene que ser a su Segundo Advenimiento. Observemos, así:
I. La condición de las naciones en su Segunda Venida. «Haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca. Y haré temblar a todas las naciones» (vv. 6, 7). Convulsiones de la naturaleza, y convulsiones en las naciones por las luchas internas.
Nuestros diarios nos dan abundantes evidencias de que este proceso convulsivo está en marcha. «A ruina, a ruina, a ruina lo reduciré, y esto no será más, hasta que venga Aquel cuyo es el derecho» (Ez. 21:27).
No estamos justificados en esperar un mundo convertido antes que Él venga, sino para estas señales (véase Lc. 21:25-28). Y cuando estas cosas comiencen a pasar, levantemos las cabezas, porque nuestra redención se acerca. «Angustia de las gentes», y «desmayándose los hombres por el temor». Éstas son las señales premonitorias de su cercano advenimiento.
II. Vendrá el Deseado de todas las naciones. ¿Pero acaso desean todas las naciones, como naciones, la venida del Señor? No hay evidencia de esto.
Esta palabra «deseo» es de peculiar significado. Según el doctor Young, la palabra en Hebreo solo aparece en otro lugar en la Biblia (1 S. 9:20), donde el sentido para ser: «ellos deseaban las cosas que traería un gobernante sabio y poderoso». «Vendrán entonces los tesoros de todas las cosas deseables de todas las naciones, y yo llenaré de gloria esta casa» (v. 7, BAS).
Las naciones, como tales, no desean la venida del Señor Jesucristo, pero anhelan en el fondo aquellas cosas que solamente Cristo puede traer.
1. COMO MEDIADOR. Uno que esté entre los males de los hombres y las demandas de Dios. Su Presencia hará más por la paz que una «Organización de Naciones Unidas». Será el Arbitro designado por Dios de última instancia en todas las controversias de la tierra.
2. COMO LIBERTADOR. «Vendrá de Sion el LIBERTADOR» (Ro. 11:26). Todos los enemigos nacionales tienen sus fortalezas en los corazones de los hombres.
Todo lo que está en el mundo en enemistad contra Dios se encuentra en el corazón humano. Se precisa de un Libertador.
Pensemos en la ceguera secular de la nación judía, en el problema de los odios raciales, en el paganismo en acelerado crecimiento, en el creciente ejército de «espíritus seductores», y en la relativa impotencia de la Iglesia para ganar al mundo para Cristo.
Pero cuando Él venga, «todas las naciones se postrarán ante Él».
3. COMO MÉDICO. Solo Él puede sanar todas nuestras dolencias; todas las llagas purulentas en nuestra vida social, industrial, comercial y nacional. Su Presencia será un bálsamo para cada herida. Nadie dirá: «estoy enfermo».
4. COMO REY. Cuando vino como Redentor, fue en humildad y debilidad; pero cuando venga como REY será de manera regia: con «gran poder y gloria».
Entonces juzgará a los pobres y salvará a los menesterosos. Entonces será su Presencia como lluvia sobre la hierba cortada, y como aguaceros que riegan la tierra. Entonces, en sus días habrá abundancia de paz.
Entonces se inclinarán ante Él los paganos que moran en el desierto. Entonces morderán el polvo sus enemigos. Entonces se postrarán todos los reyes delante de Él, y todas las naciones le servirán.
Entonces Él redimirá de engaño y de violencia. Entonces le será dado a Él el oro de Sabá, y recibirá alabanzas a diario. Entonces se mantendrá su Nombre, y todas las naciones le llamarán bienaventurado.
Entonces será toda la tierra llena de su gloria. Amén y Amén (Sal. 72). «Amén, ven, Señor Jesús».