LA VIDA EN EGIPTO Éxodo 1 y 2
Egipto, después de la muerte de José, es figura de un mundo que yace en la maldad. Faraón, que no conocía a José, representa al dios de este mundo. Las experiencias de los hijos de Israel en Egipto nos dan un claro pero doloroso cuadro de las experiencias de cristianos apóstatas en el mundo. Se convierte para ellos en «casa de servidumbre».
¡Qué diferencia en comparación con la tierra de Canaán! «Tierra de la cual Jehová tu Dios cuida; siempre están sobre ella los ojos de Jehová tu Dios, desde el principio del año hasta el fin» (Dt. 11:12).
Observad su:
I. Triste posición. Estaban:
1 SIN AMIGOS. «Murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación» (Éx. 1:6). Aquellos cristianos que moran en el Egipto de este presente mundo malo, tarde o temprano tendrán que abandonar la comunión de Jesús y la compañía de sus hermanos.
El brazo de la carne les falló cuando Moisés huyó (Éx. 3:15).
SIN FE. Las nuevas de liberación habían sido enviadas, pero ellos no creyeron (Éx. 5:21). Es con gran dificultad que los apóstatas despiertan para sentir el amor de Dios que perdona y restaura. Son tardos de corazón para creer.
SIN ESPERANZA. «No escuchaban a Moisés a causa de la congoja de espíritu» (Éx. 6:9). ¡Cuán cierto es todo esto de los que están en el mundo sin Cristo! (Ef. 2:12).
Sin fe están sin el Amigo; sin Él están sin esperanza; tan ocupados con las miserias de su condición que no quieren oír la voz de la misericordia de Dios en el evangelio.
II. Amargo servicio.
1 SIRVIERON A UN ENEMIGO. «Edificaron para Faraón» (Éx. 1:11). Servían a uno que buscaba su destrucción. Todo su trabajo era para fortalecer las manos de su gran opresor, ayudando a los impíos. Esto es todo lo que podemos hacer mientras estemos fuera del reino del amado Hijo de Dios (Mt. 12:30).
SIRVIERON CON RIGOR. «Los cuadrilleros los apremiaban» (Éx. 5:13). El de ellos era un trabajo sin alegría e ingrato. ¡Cuán cruel amo es el dios de este mundo! ¡Qué trabajo complacer a aquellos que están bajo su autoridad! ¡Hijo del mundo, tienes un duro maestro! Es todo trabajar sin recibir nada.
SIRVIERON EN MISERIA. «Los comisarios los molestaban» (Éx. 1:11). Obligados a trabajar, no por amor, sino por temor del látigo del opresor. Pobres pecadores, luchando para suplir vuestra cuenta de buenas obras, para ganar un poco de tranquilidad mental, estáis bajo una ley que no puede recompensaros con misericordia (Ro. 7:13, 24).
III. Desesperante clamor. Fue:
1 SERIA. «Subió a Dios el clamor de ellos» (Éx. 2:23). Su misma miseria ayudó a obrarles una gran liberación. La gracia ha ganado una victoria cuando los esclavos del diablo se han dado cuenta de que no hay ayuda para ellos sino en Dios (Sal. 32:3-5).
2 OÍDA. «Oyó Dios el gemido de ellos» (Éx. 2:24). El ojo y el oído de Dios son rápidos para ver y oír los movimientos de los corazones de los quebrantados. Él es fiel a su promesa: «Invócame en el día de la angustia; te libraré» (Sal. 50:15). El padre vio al pródigo que volvía cuando éste aún estaba lejos (Ro. 10:9, 13).
3 CONTESTADA. «Miró Dios…, y los reconoció Dios» (Éx. 2:25). Su tierna mirada de amor implica su pleno conocimiento de nuestra necesidad. Dios miró desde los cielos y conoció la verdadera necesidad del hombre, así que en amor envió a su Hijo.
El clamor del Israel que perecía fue satisfecho con: «He descendido para librarlos» (Éx. 3:8). «El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lc. 19:10).