Los Obreros, o Lecciones Para Los Obreros Cristianos | Mateo 20:1-16 | Bosquejos para Predicar
Quienes lo dejan todo por Jesús encontrarán su todo en Jesús. En 19:27 Pedro había preguntado: «¿Qué, pues, tendremos? Siendo que hemos dejado tanto, ¿Cuánto de más conseguiremos?» Esto suena demasiado al lenguaje del mero asalariado.
Trabajar solo por la recompensa es un mezquino motivo para servir a Cristo.
Es para corregir este espíritu de servidumbre y para alumbrar las tinieblas que lo favorecen, que parece haber sido dada esta parábola. Observemos:
I. Algunas cosas acerca de los obreros.
1 EL LUGAR DEL TRABAJO. «Su viña» (v. 1). Éste es un lugar donde se necesita urgentemente de mucha y paciente labor, o se perderá mucho fruto.
Los que trabajan entre las vides que extienden sus ramas deben tener cuidado acerca de como andan. Las uvas tiernas tienen que ser manejadas con gentileza.
Para recoger fruto para Cristo se precisa de la gentileza de Jesús. Obsérvese, además, que cada obrero en la viña debe tener el llamamiento del Amo.
2 LA CONTRATACIÓN DE LOS OBREROS. Esto se hizo en cinco diferentes ocasiones.
Mirémoslo dispensacionalmente: «De madrugada» (v. 1) puede representar el tiempo de Adán a Noé, la tercera hora de Noé a Moisés, la sexta desde Moisés a David, la novena de David a Cristo, y la undécima el presente, hasta que Él regrese.
O puede sugerir las varias etapas de la vida, desde la juventud hasta la vejez.
¡Qué pocos que son hallados en su hora undécima! Pero incluso entonces se da la plena recompensa de la vida eterna a todos los que creen y obedecen.
3 LA RECOMPENSA DE LOS OBREROS. «Llama a los obreros y págales el jornal». Cada uno de los llamados a la labor serán llamados a recibir su recompensa, «comenzando desde los últimos».
Los más desesperanzados en la hora undécima vienen a ser los más esperanzados al caer la tarde. Es el reino de la gracia.
Sigamos trabajando. Los ociosos en la plaza son menos responsables que los ociosos en la viña.
4 LA INSATISFACCIÓN DE LOS OBREROS. «Los primeros, pensaron que recibirían más.» Estos se corresponden con «el hijo mayor» mencionado en Lucas 15; los contratados en la hora undécima con el hijo pródigo.
No podemos esperar frustraciones en el cielo; pero ¿acaso no los hay muchos en la tierra que murmuran de que el mayor de los pecadores tenga una igual parte en la gracia de Dios con ellos?
II. Algunas cosas acerca del Dueño. Observemos aquí su
1 JUSTICIA. «Amigo, no te hago injusticia» (v. 13). El siervo egoísta no puede comprender la gracia de Cristo. Los que laboran solo por salario no pueden gozar del favor de Dios. Si lo conociéramos mejor, murmuraríamos menos ante sus acciones.
2 «Yo no tengo los dones que tiene aquel otro». «Amigo, no te hago injusticia».
3 FIDELIDAD. «¿No te concertaste conmigo en un denario?
4 Toma lo que es tuyo» (v. 14). Dio todo lo que había prometido.
5 El denario parece haber sido los términos que ellos mismos habían propuesto; los otros aceptaron la condición que Él les propuso: «os daré lo que sea justo», y no sintieron deseos de murmurar. Fíate en su gracia, y tendrás buenos motivos para alabarle y regocijarte.
6 SOBERANÍA. «¿No me es lícito hacer con lo mío lo que quiera? » (v. 15). ¡Qué sentimientos tan poco santos que surgen en nuestros corazones cuando vemos a un hermano o a una hermana, con apenas alguna experiencia–solamente una hora en la viña–recibir más honor por parte del Maestro que nosotros, que hemos sobrellevado la carga y el calor del sol agostador! Así te plugo, oh Dios.
7 JUICIO. «¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?» (v. 15).
8 Literalmente: «¿O es malo tu ojo, porque yo soy bueno?» (RV).
9 El ojo malo puede ver poco bien en la gracia de Cristo. «Si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas» (Mt. 6:23). Se contrapone mal a la inmerecida bondad del Señor.
Nuestros pensamientos, en su mejor expresión, quedan muy lejos de las supereminentes riquezas de su gracia. Señor, danos un ojo sencillo para tu gloria.
«El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Mt. 20:28).