PALABRAS CONSOLADORAS. Bosquejos Bíblicos para Predicar 1 Tesalonicenses 4:13-18
Hay mucho alimento para la mente en estos versículos, que terminan con esta exhortación: «Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras» (v. 18). Hay consolación aquí acerca de:
I. La Segunda Venida. «El Señor mismo descenderá del cielo» (v. 16). El Señor no promete enviar muerte, ni ningún otro mensajero, para llevar al hogar a su Esposa. Él viene a por ella por Sí mismo.
Es «este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, quien vendrá así, tal como le habéis visto ir al cielo» (Hch. 1:11); y «verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria» (Mt. 24:30). ¡Qué consoladora esperanza es ésta en estos «tiempos peligrosos»!
II. Nuestros amigos difuntos. No debemos estar en ignorancia acerca de ellos, ni estar doloridos acerca de ellos, porque creemos que Jesús resucitó, y que cuando Él venga Él los traerá consigo (vv. 13, 14), porque en espíritu están ya con Él ahora (2 Co. 5:8). Son los «muertos en Cristo» los que resucitan primero (v. 16).
Esta resurrección significa revestirse del cuerpo incorruptible, siendo cambiados a su imagen de resurrección. Ellos no perderán nada por dormir antes de la Venida del Señor (1 Co. 15:52). Porque nosotros los que vivamos en la Venida del Señor no precederemos a aquellos que han dormido (v. 15). Verdaderamente, palabras consoladoras.
III. Los santos vivientes. «Luego nosotros los que vivamos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para salir al encuentro del Señor en los aires» (v. 17). Tenemos la certidumbre, como pueblo del Señor, de que no todos morirán antes que Él venga. «No todos dormiremos (moriremos); pero todos seremos transformados, en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta» (1 Co. 15:51, 52).
Cuando todos en toda era que hayan sido hechos dormir en Jesús hayan sido resucitados y revestidos con inmortalidad, y cuando todos los creyentes que viven en la tierra, cuando Él venga, sean cambiados en un momento y arrebatados juntos con ellos.
¡Qué hueste de almas redimidas! «Una multitud que nadie puede contar.» Dime, ¿dirá alguien en aquel día que la Iglesia de Dios ha sido un fracaso? «Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará SATISFECHO.» «Consolaos unos a otros con estas palabras» (v. 18).
IV. El lugar de reunión. «Arrebatados… en las nubes para salir al encuentro del Señor en el aire» (v. 17). El aire es mencionado como la esfera de la fortaleza de Satanás.
Él es llamado el príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora obra en los corazones de los hijos de desobediencia» (Ef. 2:2). ¿Significa esto que la transfiguración y reunión de todos los redimidos de Cristo tendrá lugar en el mismo corazón del territorio de Satanás?
¡Qué triunfo será esto para «el Cordero que fue inmolado», y para todos aquellos que durante todas sus vidas han estado guerreando contra el príncipe de las tinieblas! ¡Y qué vergonzosa derrota para el diablo». «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo» (Lc. 10:18).
V. Nuestra posición final. «Así estaremos siempre con el Señor» (v. 17). Salvos por Él. Hechos a su semejanza. Luego para siempre con Él. Él ha ido a preparar un lugar para su Iglesia en el Reino venidero. Él vendrá otra vez y nos recibirá a Sí mismo, para que donde Él esté, allí esté también la Esposa (Jn. 14:3).
Luego recibirá una gloriosa respuesta la oración del Esposo. «Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado» (Jn. 17:24); y estar «para siempre con el Señor». La mayor bendición en la tierra es hallarle a Él. El mayor honor del cielo es estar para siempre con Él. Este honor lo tienen todos los santos. «Consolaos unos a otros con estas palabras.»