Cómo dar Fruto Verdadero
Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Juan 15.1
El concepto de vid y pámpanos es una metáfora ideal para la vida cristiana. Como una rama es nada aparte de la vid, del mismo modo nosotros no podemos hacer nada sin Cristo. Un pámpano basa toda su fuerza en la vid, y nosotros nos hacemos fuertes mediante la fuerza de Cristo.
En Juan 15, Cristo es la Vid y el Padre es el labrador
En Juan 15, Cristo es la Vid y el Padre es el labrador. El Padre poda los pámpanos con fruto para que den más fruto, eliminando y quemando las ramas infructuosas para que el fruto de la vid se incremente. Las ramas que permanecen en la vid, los que están verdaderamente en Cristo, somos bendecidos, crecemos y damos fruto, y el Padre amorosamente nos cuida.
Ni siquiera creo que se pueda dar fruto espiritual solo. En la naturaleza, un pámpano no puede dar ningún fruto separado de su vid. Incluso las más fuertes ramas, separadas de la vid, se convierten en las más débiles del mundo. Del mismo modo, llevar fruto espiritual no es una cuestión de ser fuerte o débil, bueno o malo, valiente o cobarde, inteligente o necio, con experiencia o sin experiencia.
Para dar fruto genuino, debe acercarse lo más que pueda a la Vid verdadera, nuestro Señor Jesucristo. Deshágase de todas las cosas del mundo. Abandone los pecados que le distraen y agotan su energía y todo lo que le priva de una profunda relación personal y amorosa con Jesús. Permanezca en la Palabra de Dios. Una vez hecho esto, no se preocupe por sus frutos. No es de su incumbencia. Acérquese a Jesucristo y el poder de Él en usted producirá fruto.