Haga lo que Dice la Palabra
Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Santiago 2:26
Porque si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era.
Aun más significativo, Santiago ilustra la inutilidad de recibir pasivamente la Palabra
Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace» (Santiago 1.23–25).
Santiago está ilustrando aquí la urgencia de obedecer activamente la Palabra. Si no se ocupa de lo que ve mientras usted está mirando en el espejo, se olvidará de lo que vio más adelante.
En la mañana del lunes puede olvidar el impacto del sermón del domingo. Por la tarde, las lecturas de esta mañana podrían ser un vago recuerdo. Si no respondo de la manera necesaria, mientras Dios está trayendo convicción a su corazón, es probable que no tenga tiempo después.
Aun más significativo, Santiago ilustra la inutilidad de recibir pasivamente la Palabra. El versículo 21 habla de cómo vamos a recibir la Palabra. La conjunción pero al principio del versículo 22 es equivalente a por otra parte o ahora, lo que implica que lo que sigue no es un contraste, sino una ampliación de la orden dada en el versículo 21.
En otras palabras, Santiago está diciendo que es maravilloso ser receptivo a la Palabra, escucharla con la aprobación y acuerdo, pero esto no es suficiente. Debemos recibirla como los que la ponemos en práctica.