Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza … Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó.
Génesis 1.26–27, énfasis añadido
¿Alguna vez ha pensado en cuán profundamente Dios le ama? Usted pudiera pasar largo tiempo considerando eso y nunca penetrar en las profundidades de cuán intensamente Él se interesa por usted. Sin embargo, una cosa es segura: meditar en su amor transformará su vida.
Simplemente, piense en el hecho de que el Padre lo hizo a su imagen. Esa fue una decisión intencional, tan importante que se repite cuatro veces en el relato bíblico.
Lo creó con un potencial inimaginable y una valía incuestionable; con la capacidad de tener una relación personal profunda e íntima con Él.