La Ultima Cena, un Legado de Amor | Devocional Diario | Sergio García
"Llegó el día de los panes sin levadura, en el que se debía sacrificar el cordero de la Pascua..." (Lucas 22:7)
En la antigüedad, la Pascua judía conmemoraba la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud en Egipto. Era una celebración llena de simbolismos profundos. Jesús, conociendo que se acercaba su hora, quiso celebrar esta cena pascual con sus discípulos por última vez.
Durante esa cena, Jesús tomó un pan, dio gracias a Dios y lo partió diciendo: "Este pan es mi cuerpo, entregado por ustedes; hagan esto en memoria mía" (v.19). Luego tomó la copa de vino y dijo: "Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que será derramada por ustedes" (v.20).
Con estas sencillas pero profundas palabras, Jesús instituyó la Santa Cena o Comunión. El pan simboliza su cuerpo entregado por nosotros en la cruz. El vino representa su sangre derramada para sellar una nueva alianza eterna con la humanidad.
La última cena no fue un adiós, sino la promesa de un reencuentro glorioso.
En medio de la inminente traición y sufrimiento, Jesús dejó este legado de amor incondicional. La Santa Cena es un recordatorio vívido de que fuimos redimidos a un costo infinito: la vida del Hijo de Dios. Es un llamado a nunca olvidar su sacrificio por cada uno de nosotros.
Cada vez que participamos de la Comunión, renovamos nuestra fe y gratitud por tan grande amor. Nos comprometemos a seguir los pasos de Jesús, amando y sirviendo con humildad a los demás.
La última cena no fue un adiós, sino la promesa de un reencuentro glorioso. "Pues cada vez que coman este pan y beban esta copa, proclaman la muerte del Señor hasta que él venga" (1 Corintios 11:26). ¡Ven Señor Jesús!
Oración: Padre, gracias por el don inefable de tu Hijo Jesús. Ayúdame a comprender y valorar cada vez más el significado de la Santa Cena. Que sea un constante recordatorio de vivir una vida de entrega y amor por los demás. En el nombre de Jesús, amén.