FE EN EL HIJO DE DIOS
"Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), / y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. / En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre."
Hebreos 10:8-10
Los tres versículos son maravillosos, un verdadero resumen del Antiguo y Nuevo Pacto. ¡Gracias, Padre, por esta síntesis de Tu voluntad!
"Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley)" (Hebreos 10:8)
Los judíos le ofrecieron sacrificios, ofrendas, holocaustos y expiaciones por sus pecados a Jehová, pero a Él no le agradaron, a pesar de que fueron ofrecidos según la ley de Moisés lo demandaba. Es que el hombre siempre mira lo superficial, en cambio Dios ve el corazón del ser humano.
Por ejemplo, nosotros damos una ofrenda al pobre y pensamos que estamos haciéndolo muy bien, pero Dios ve nuestro corazón si lo hacemos con vanidad o con sincera misericordia. El Señor rechazó el culto hipócrita de Israel diciendo: "Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos." (Oseas 6:6)
"y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último." (Hebreos 10:9)
El Antiguo Pacto que Dios estableció con Su pueblo por medio de Moisés en el monte Sinaí se basó en el cumplimiento por parte de los hombres de los diez mandamientos de Dios.
Si los cumplían vivirían pero si no los cumplían morirían: "Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para hacerlas. Y dirá todo el pueblo: Amén." (Deuteronomio 27:26) El apóstol Pablo explica: "Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas." (Gálatas 3:10)
Jesucristo vino para quitar el Antiguo Pacto y establecer un Nuevo Pacto: "Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad e ineficacia (pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios."
(Hebreos 7:18-19) El Antiguo Pacto se basaba en la obediencia a la ley, más el Nuevo Pacto se basa en la fe en Jesucristo.
"En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre." (Hebreos 10:10) La voluntad del Padre fue que Jesucristo tomara nuestro lugar y se ofreciera por nosotros en el altar de la Cruz una sola vez y definitivamente para darnos la salvación, para purificarnos con Su sangre. Con Cristo terminan todos los sacrificios de sangre, para comenzar una nueva relación del ser humano con Dios por medio de la FE EN EL HIJO DE DIOS.
El Antiguo Pacto o pacto de Ley consideraba el esfuerzo humano por agradar a Dios y terminó por demostrarnos que esto es imposible ya que somos una raza caída en pecado. El Nuevo Pacto o pacto de Gracia considera el esfuerzo de Cristo para darnos la salvación y de parte nuestra requiere solamente la fe. Nacidos de nuevo, iniciamos un camino de comunión y amistad con Dios, impulsados y guiados por el Espíritu Santo. Por tanto empezamos a cumplir la ley de amor agradecidos de nuestro Padre Celestial y de nuestro Salvador y Señor Jesucristo, dispuestos a agradarle y servirle.