¿Cuán mala es la Ambición?
La Real Academia Española (www.rae.es) (sí, es un diccionario, se puede consultar para tus tareas escolares, y ya lo probé y no muerde) define la ambición como el «deseo ardiente de conseguir poder, riquezas, dignidades o fama». Ahora déjame compartirte algunos versículos sobre el tema, y veamos si podemos descubrir juntos cuán mala es la ambición.
El autor de Eclesiastés escribió: «Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente …» (Eclesiastés 5.10) Y lo mismo ocurre con la fama y el poder. Nunca parecen suficientes.
¿Puedes pensar ejemplos actuales para esta verdad? ¡Seguro que puedes! Empresarios que trabajan día y noche para ganar más y más dinero, hasta que les sorprende una úlcera en el estómago o un ataque al corazón, y ya ni siquiera tienen familia que les haga compañía junto a la cama del hospital porque la descuidaron en su afán por conseguir más riquezas.
Confía en el Señor como tu proveedor
Estrellas de cine o del ambiente musical que se suicidan porque el dinero y la fama no consiguen llenar sus vidas ni darles felicidad. Políticos que hacen cualquier cosa por llegar al poder, o por mantenerse allí. Y la lista podría seguir.
Jesús dijo a la gente: «¡No vivan siempre deseando tener más y más! No por ser dueños de muchas cosas se vive una vida larga y feliz»
(Lucas 12.15), y luego de contó la parábola del rico insensato (aquel que estaba muy preocupado por dónde acumular sus tesoros, sin saber que esa misma noche iba a morir).
En seguida detrás de esta parábola continuó hablando acerca de los pájaros que, aunque no siembran, siempre tienen alimento, y de las flores, que siempre tienen vestido, para explicarles a sus seguidores que no se preocupen por qué van a comer o qué van a vestir, sino que « …acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no hay ladrón que aceche ni polilla que destruya. Pues donde tengan ustedes su tesoro, allí estará también su corazón.» (Lucas 12.33-34).
También se nos advierte que «… todos los males comienzan cuando sólo se piensa en el dinero. Por el deseo de amontonarlo, muchos se olvidaron de obedecer a Dios, y acabaron por tener muchos problemas y sufrimientos.» (1 Timoteo 6.10) Y además dijo Jesús: «Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro.
No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas.» (Mateo 6.24) Así que, como ves, en la Biblia sobran advertencias sobre lo malo que es ser ambicioso … Pero a no confundirse: Lo que sí es bueno es ser diligente y trabajador (que es lo opuesto a ser perezoso y holgazán).
La Biblia está llena de referencias sobre lo malo que es ser perezoso, y también nos dice que todo lo que hagamos debemos hacerlo apuntando a la excelencia, como para el Señor (no sólo como lo haríamos para nuestros jefes humanos). Pero si lo que te motiva es el amor al dinero, la fama, o el poder, esto está mal, como también es incorrecto moverte por el miedo al futuro, o el miedo a no tener (o cualquier miedo, que en general es malo). Confía en el Señor como tu proveedor. ¡Verás que no te faltará nada!