Derribando Fortalezas
La manera de librarnos de la oscuridad es encender la luz, y la única manera de destruir una fortaleza de mentiras es disipándola a la luz de la verdad. La mayor arma que tú y yo tenemos es la verdad de la Palabra de Dios.
El pasaje de 2 Corintios 10:5 dice que debemos llevar todo pensamiento “cautivo para que se someta a Cristo”. Puedo asegurarte que si no llevamos cautivos los pensamientos erróneos, esos pensamientos erróneos nos llevarán cautivos a nosotros.
Durante los días en que Jesús vivió en la tierra, Pilato le hizo una pregunta que se ha planteado a lo largo de los siglos y que se sigue haciendo en la actualidad: “¿Qué es la verdad?” (Juan 18:38). Jesús ya había respondido esta pregunta de manera clara y sencilla.
“Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6). Cuando estaba orando a Dios en Juan 17:17, Jesús también dijo: “Tu palabra es la verdad”. Él no sólo conocía la verdad, sino que cuando su propia mente estaba siendo atacada por Satanás, habló en voz alta la verdad de la Palabra de Dios (Lucas 4:1-13).
Cuando tu mente esté siendo bombardeada con pensamientos erróneos, simplemente di en voz alta la parte de la Palabra de Dios que se oponga a la mentira que hay en tu mente.
Esta es una de las maneras más eficaces de “derribar” pensamientos, razonamientos, teorías e imaginaciones erróneas. Yo lo veo como interrumpir al diablo en medio de su tentación.
Eso es lo que Dios me enseñó a hacer cuando surgían los pensamientos de preocupación y razonamiento. Y eso es lo que Él quiere que tú hagas con los pensamientos erróneos que el enemigo utiliza contra ti.
Cuando tu mente esté siendo bombardeada con pensamientos erróneos, simplemente di en voz alta la parte de la Palabra de Dios que se oponga a la mentira que hay en tu mente. Por ejemplo: si te encuentras pensando que eres inútil y siempre fracasas en lo que intentas, entonces di en voz alta: “Dios tiene un propósito para mi vida y Él me hace triunfar y tener éxito”.
Somos colaboradores de Dios. Nuestra parte es confiar en Él, conocer su Palabra y creerla, y la parte de Él es hacer todo lo que sea necesario hacer en cada situación. No podemos conocer la Palabra de Dios a menos que nos dediquemos diligentemente a leerla y estudiarla. Nadie esperaría ser un doctor exitoso sin estudiar, y no sé por qué las personas esperan ser fuertes en su fe sin hacer lo mismo.
Jesús afirmó claramente en Mateo 6:25-34 que no hemos de preocuparnos por nada porque Dios es fiel para darnos todo lo que necesitamos, cuando lo necesitamos. Proverbios 3:5, 6 dice: “Confía en el Señor de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas”.
Cuando Dios abrió mis ojos a la verdad de su Palabra, comencé a confiar en lo que la Escritura decía por encima de lo que el enemigo decía. Cuanto más meditaba en pasajes como los que acabo de mencionar y otros, más cambiaban mis pensamientos y aumentaban mi libertad y mi gozo. Poco a poco, a medida que la verdad de la Palabra de Dios se fue arraigando en mi mente, el enemigo perdió terreno en mis pensamientos.
Tener mi mente renovada no sucedió de la noche a la mañana. Satanás, muy pacientemente y diligentemente, había construido erróneos patrones de pensamiento en mi mente. Había estado trabajando desde que yo nací, y tenía intención de continuar hasta que yo muriese.
Debemos tener la misma tenacidad que él tiene y estar dispuestos a pasar el resto de nuestras vidas trabajando con Dios para deshacer el daño que el diablo hizo. Dios quiere restaurar todo lo que el diablo nos ha robado, y cultivar el carácter de Cristo en nosotros (ver Isaías 61:7 y 1 Tesalonicenses 5:23, 24). Toma la decisión ahora de que nunca te rendirás hasta que experimentes victoria en todas las áreas de tu vida.
También te aliento a que seas paciente y decidido aunque no obtengas resultados instantáneos. Dios está obrando en ti y en tu vida, y verás resultados a su debido tiempo. La Palabra de Dios, la Biblia, es verdad. Enseña la verdad; nos enseña una manera de vivir que produce vida.
La Palabra de Dios ha soportado la prueba del tiempo y ha sido demostrada en millones de vidas de personas a lo largo de miles de años. Funciona, si la seguimos; sé esto por años de experiencia personal y por incontables veces en que he visto cambiar vidas de otras personas de maneras increíbles simplemente porque creyeron y obedecieron la verdad de Dios.