
Las Recompensas de una Vida bien Construida
¿Cuáles son las recompensas de una vida bien construida? Primero, resistimos las tormentas. Sean financieras, matrimoniales o lo que sean, podemos aguantarlas. Segundo, tenemos la capacidad necesaria para disfrutar las cosas placenteras de la vida. La persona que ha edificado su casa sobre la roca y ha edificado su vida con materiales procedentes de la Palabra de Dios disfruta de una paz que lo sostiene a través de las dificultades, los pesares y las pruebas.
Tiene la capacidad necesaria para disfrutar de las cosas placenteras de la vida, y sabe que su placer es genuino. Algunas de las cosas que ofrece el mundo como placer sólo producen dolor. Pero esta persona puede discernir lo que es bueno para ella y lo que no lo es; lo que tiene valor perdurable y lo que no; y lo que ofrece verdadero placer como también lo que no lo hace.
Tercero, la vida que está bien construida enriquecerá la existencia de los demás. Cuando incorporamos a nuestra vida la sustancia de la Palabra de Dios, ella rebosará y llegará a las personas con las que nos vinculamos. Nos convertimos en factor de cambio en su vida. Se encuentran con nosotros y se transforman. Quieren tener lo que tenemos nosotros.
Quieren descubrir lo que hemos descubierto nosotros. Toda persona que ha sido ricamente dotada por la Palabra de Dios tiene algo eterno para ofrecer a cada individuo con el que se encuentra.
La cuarta recompensa por una vida bien construida es un crecimiento espiritual continuo. ¿Qué pasa si llega la tormenta? Cuando se acaba la tormenta podemos volver a alabar a Dios por su fidelidad una vez más.
Descubrimos más y más cosas acerca de su persona. Sus tremendas bendiciones se derraman en nuestra vida cuando le somos fieles en las tormentas. Cuando somos fieles a Dios, escuchando su voz y obedeciéndola, Él nos ha de honrar y bendecir