Fanny Crosby fue ciega desde niña y vivió hasta tener noventa y cinco años. A los ocho años compuso este poema:
¡Ah, qué alma feliz que soy!
Aunque no puedo ver,
Estoy resuelta a que en este mundo
Contenta estaré;
¡Cuántas bendiciones disfruto,
que otros no pueden!
Llorar y suspirar porque soy ciega,
No puedo, y no lo haré.
Ciega pero Feliz
Un poema que nos ayuda a encontrar gozo aún en las situaciones más adversas