DISFRUTEMOS LAS PROMESAS DE DIOS.
Una predicación sobre las promesas y la fidelidad de Dios basada en Hebreos 11:17-19
Abraham tenía una profunda relación con Dios, fue llamado “amigo de Dios”. Él es un modelo de fe para el creyente. Gé.15:6 dice “Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.” porque no desconfió de las promesas del Señor. Entendió que es un Dios Único y le adoró, pero también le obedeció. En Su llamado, el Señor le hizo varias promesas.
Dios las cumpliría si Abraham se comprometía a obedecerle y confiar en Él. Este sería su pacto y lo sellaría con una señal corporal: la circuncisión. Qué más íntimo que el órgano reproductor del varón; si se trataba de multiplicación de generaciones, entonces llevarían en su miembro esa señal, la que siempre les recordaría el pacto con Dios Gé.17:9-14
En el Nuevo Pacto los cristianos llevamos una señal en cierto modo visible: el bautismo. Cuando creímos testificamos ante el mundo que ahora somos hijos de Dios, bautizándonos para muerte del viejo hombre y nacimiento del hombre nuevo. En ese rito recibimos el Espíritu Santo, somos bautizados en el Espíritu y Éste ahora vive en nosotros como señal de la presencia de Dios. La señal del pacto de gracia es el Espíritu Santo.
Decíamos que el patriarca Abraham entendió que Jehová es el Único Dios, le adoró y obedeció. Entonces el Señor le hizo unas promesas.
¿Qué prometió Dios a Abraham?
1. Le prometió multiplicarlo. Génesis 17:1-7
Si hoy disfrutamos de la paz que brinda el perdón de Dios, es gracias a la fe de Abraham. Si nuestra familia es convertida y goza de salvación es a consecuencia de la fe y entrega de este hombre de Dios, hace 4.000 años. En él serían bendecidas todas las familias Gé.12:1-3
Al cristiano también el Señor promete multiplicarlo, porque Su Amor es multiplicador. Quiere multiplicar Su Amor en muchos. Nos multiplica en tres aspectos: a) Virtudes cristianas; b) Buenas acciones, en una vida correcta; y c) Nuevos creyentes.
2. Le prometió una porción de tierra. Gé.17:7
Dios entregó una porción de tierra a Abraham y su descendencia, la que hoy reclaman los israelitas Gé.13:14-18/La posesión de esa porción es una promesa del Señor a Abraham Gé.15:18-20
A los cristianos nos ha prometido una “porción”: a) En la Tierra, nuestra familia convertida a Jesús Hech.16:31; b) En la Iglesia, una misión específica Efe.4:7,8); y c) En la eternidad Mat.25:34
2. Le prometió un hijo a Sara. Gé.17:15-19
Prometió un heredero a Abraham y Sara. Ambos eran ancianos y ella estéril. Varias mujeres bíblicas sufrieron este mal: Sara, Rebeca, Raquel, Ana, Mical, Elizabet y otras. En su mayoría se produce el milagro de la maternidad, luego de mucha oración, lágrimas y ruegos, triunfando la misericordia del Señor. Gé.15:1-7
Somos pecadores estériles como Sara, mas Dios nos hace fértiles y capacita para reproducirnos. Jesús prometió “...Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres” Mc.1:17. La reproducción que Dios nos promete es espiritual, por lo menos una persona será nuestro hijo espiritual que continuará nuestra obra. Dios nos promete fertilidad.
3. Le prometió bendecir al primogénito. Gé.17:20-22
A pesar de ser Isaac “hijo de la promesa”, Dios justo y grande en misericordias no deja de bendecir al “primogénito” legal que es Ismael. Prueba de ello es el alto nivel material y económico del que gozan los pueblos árabes, sus descendientes.
El primogénito en tiempos bíblicos gozaba de privilegios y era dedicado a Dios Éxodo 34:19 Así Ismael y su descendencia recibieron la bendición del Señor.
El Nuevo Testamento se refiere a los creyentes como “la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos” Heb.12:23, similares a aquellos que salieron de Egipto Éx.4:22. Los que hemos salido del Reino de las Tinieblas para habitar en Luz, somos seguidores del “primogénito de toda creación” Colosenses 1:15
El hijo primogénito de una familia, trae gran felicidad al hogar. Los padres nos alegramos muchísimo cuando tenemos ese primer bebé, le amaremos grandemente durante toda la vida. Sin embargo también amaremos al siguiente y el más pequeño también será motivo de mucho cariño. Los padres amamos a todos nuestros hijos por igual; cada uno tiene sus encantos para nosotros.
A veces los papás cometen el error de dar preferencia a uno más que a otro –la Biblia tiene ejemplos de esa peligrosa actitud: Jacob y su hijo José; o Isaac y el mismo Jacob, lo que genera envidias, odios y venganzas en sus hermanos. El caso de Ismael es el de un niño producto de una relación ajena al matrimonio, aunque fuera motivada por Sara; entonces el niño fue tratado como familiar de segunda clase. Esto provocó en el niño y joven después, una actitud agresiva y odiosa hacia su hermano y descendencia. Pero Dios, Fiel a Sus promesas, le bendijo.
Como primogénitos del Señor, somos beneficiados por las máximas bendiciones de Dios. El Señor nos da una triple bendición 3Jn.2: a) Material y económica, “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas” b) Corporal, “y que tengas salud”, y c) Espiritual, la salvación del alma, “así como prospera tu alma.”
4. Le prometió enriquecer a su nación. Gé.15:13-16
Profecía acerca de los 400 años en Egipto.
La mayor riqueza del cristiano está en la eternidad Mat.6:19-21. Las riquezas materiales se corrompen y pueden perder fácilmente, las riquezas espirituales son brillantes y apreciadas por Dios, se conservan limpias y eternas en la memoria del Señor.
Las más destacables son: a) Compasión Mat.25:34,35 b) Generosidad 2Co.9:6 c) Evangelismo Ro.10:14,15/ Prov.11:30
CONCLUSIÓN.
Dios prometió a Abraham: multiplicarlo, darle una porción de tierra, darle un hijo a Sara, bendecir al primogénito y enriquecer a su nación
A los cristianos promete: Multiplicarnos en virtudes, buenas acciones y nuevos creyentes; darnos una “porción” en la tierra (familia), en la Iglesia (misión) y en la eternidad (cielo); Capacitarnos para reproducirnos espiritualmente; Darnos la triple bendición: económica, salud y salvación; y Darnos las riquezas espirituales: compasión, generosidad y evangelismo.