Alguien tiene que viajar (19-20). Y viajando, hablar. ¿Sobre qué? Sobre el Evangelio del Señor Jesús. ¿Con quién? Con los que hasta hacía poco estaban considerados fuera de las promesas de Dios. ¿Son tus viajes de corta o larga distancia, oportunidades para hablar sobre el mismo tema?
Dios tiene que actuar (21). Hablar es estéril si no va acompañado de la actividad de Dios. Pero donde Dios actúa, brota en el corazón del hombre una respuesta de fe y sumisión a Jesucristo el Señor. La palabra y el Espíritu; el Espíritu y la palabra son dos realidades que van indisolublemente unidas. ¡Sólo cuando Dios habla el hombre vive!
Los cristianos maduros tienen que edificar a los nuevos (22-26). Consciente de esto, la iglesia en Jerusalén tomó la iniciativa de enviar a Bernabé. Resultó ser idóneo para esta tarea. ¿Por qué (23-24)?
¿Qué significaría para Saulo encontrar un día a Bernabé en la puerta de su casa en Tarso? ¿Y ser invitado para acompañarle a Antioquía? Si tú trabajas solo en la obra de Dios, busca un Saulo. Y si eres un Saulo pide a Dios que te mande un Bernabé (9.26-29). Pronto la ciudad comenzó a sentir el impacto de la presencia de los cristianos (26)
Los nuevos practican el amor entre los que llevan más tiempo como creyentes (27-30). Este es el amor genuino, el que actúa. No basta predicar, no basta evangelizar, es preciso edificar a los nuevos, pero sobre todo amarse como creyentes, para testimonio como comunidad de Dios.
Para pensar. ¿Por qué no existe un cristianismo genuino aparte de una preocupación por los demás?
Oración. Señor, provee para mi congregación hombres idóneos que le enseñen con autoridad todo el contenido del Evangelio.