Dios ha Hablado | Reflexiones Cristianas de John Staott
El ser humano es una criatura insaciablemente inquisidora. Su mente está constituida de tal modo que no puede permanecer en reposo. Siempre otea lo desconocido. Persigue el conocimiento sin tregua ni descanso. Su vida es un viaje de descubrimientos. Siempre pregunta, explora, analiza, investiga. Nunca se cansa de preguntar como cuando niño: "¿Por qué?".
Ahora bien, cuando la mente humana comienza a preocuparse de Dios, se queda perpleja. Tantea en la oscuridad. Tropieza. Esto no debe sorprendernos, ya que Dios, quienquiera o cualquíer cosa que sea, es infinito, mientras que nosotros somos criaturas finitas. Él está totalmente fuera de nuestro alcance.
Por consiguiente, la mente no puede ayudarnos de inmediato sobre este particular, a pesar de que resulta en un instrumento maravillosamente efectivo en el campo de las ciencias empíricas. No puede subir hasta la mente infinita de Dios. No hay escalera para que lo haga; sólo hay un golfo vasto, inconmensurable. "¿Crees que puedes penetrar en los misterios de Dios?", se le preguntó a job (Job 11.7). Es imposible.
Y esta situación hubiera permanecido tal cual, si Dios no hubiese tomado la iniciativa para remediarla. El hombre hubiera permanecido para siempre un agnóstico impotente, preguntando como Poncio Pilato: "Y qué es la verdad?" (Juan 18.38), pero nunca esperando una respuesta, por no atreverse nunca a esperarla. Sería un adorador, porque el serlo está en su naturaleza; pero en todos sus altares habría una inscripción como la que Pablo encontró en Atenas: "A un Dios no conocido" (Hechos 17.23).
Pero Dios ha hablado. Ha tomado la iniciativa para revelarse a sí mismo. Ahora comprendemos que la doctrina cristiana de la revelación es esencialmente razonable. Dios ha "descubierto" ante nuestra mente lo que de otro modo hubiera permanecido cubierto, escondido. Una parte de la revelación de Dios la en- contraremos en la naturaleza:
"El cielo proclama la gloria de Dios; de su creación nos habla la bóveda celeste." - Salmo 19.1
"Lo que de Dios se puede conocer, ellos lo conocen muy bien, porque él mismo se lo ha mostrado; pues lo invisible de Dios se puede llegar a conocer, si se reflexiona en lo que él ha hecho. En efecto, desde que el mundo fue creado, claramente se ha podido ver que él es Dios y que su poder nunca tendrá fin." - Romanos 1.19-20