Juan 12.1.11
María, una mujer oportuna (1-3). María aprovecha la oportunidad de ungir al Señor con un valioso perfume y esta experiencia nunca más se volverá a repetir.
El Señor será crucificado muy pronto. “Hay un momento para hacer y decir las cosas; cuando pasa ese momento, jamás se las puede volver a decir ni hacer”.
Debemos agarrar el momento que Dios nos da y hacer lo que él nos pide que hagamos en el tiempo que él nos brinda.
Judas, un hombre amargado (4-6). Judas no entendió ni el significado de este ungimiento (7) ni el amor que María expresaba abundantemente.
Su punto de vista era el económico. Comprendió que éste era un despilfarro extravagante. ¿Cuál es la razón que nos da Juan de su hipocresía empedernida?
Judas actúa como un hombre dominado por la amargura y esto lo lleva a encontrarle las cinco patas al gato.
Pero en cuanto a nosotros, ¿somos distintos frente a los valores positivos de las personas que conocemos?
Palabras mal comprendidas (7,8). “A los pobres siempre los tendréis con vosotros”, es una expresión que hemos mal entendido y casi siempre se pronuncia cuando queremos oponernos a toda acción social que envuelva a la iglesia.
No hay nada en la Biblia que nos dé la pauta como para despreocuparnos de los necesitados.
En efecto, Jesús cita a Deuteronomio 15.11, cuya segunda parte dice: … por eso yo te mando, diciendo: “Abrirás tu mano a tu hermano, al pobre y al menesteroso de tu tierra”
¿Estamos nosotros abriendo la mano al hermano y al pobre de nuestra comunidad?
Oración. Te cuento, Señor, que ya no quiero vivir, no quiero creer, no quiero confiar. Me amargo como Judas. No sirvo, como María. No me importan las necesidades de otros. ¿Me puedes ayudar a hacer algo, Señor?