Pero aun cuando sean débiles y estén asustados “interiormente”, tienen una manera de mostrarse valientes cuando llega el momento de hacer realmente lo que Dios quiere.
Y Dios no los abandona. Puede que sientan que por obedecer a Dios corren derecho al fracaso. Y entonces, descubren que Dios está precisamente allí con ellos. El cuida de ellos.
Coraje. Primero en Elías. Realmente se expuso al llevar el mensaje a Acab. Es verdad que Dios enviaría la sequía; pero era probable que la gente le echara la culpa a Elías.
Cuando buscó refugio junto al remoto arroyo, todavía era posible que él mismo muriese de hambre y sed.
También la viuda tuvo que decidir. Ese hombre misterioso hablaba con tanta autoridad… ¿se animaría a obedecerle y darle su último alimento?
Cuidado. Por haber tenido valor, tanto el profeta como la viuda probaron que Dios cuidaba de ellos.
La asombrosa provisión de pan y carne (6), la bienvenida que le aguardaba a Elías en pleno país de Jezabel (9, y 1 Reyes 16.31), el milagro que salvó las vidas, no sólo del gran profeta, sino también de la viuda y su hijo – todo eso muestra el amor y el cuidado de Dios por los que en él confían.
Para pensar. ¿Estamos ansiosos y preocupados porque es difícil obedecer a Dios? Pensemos en la viuda y Elías. Y recordemos 1 Samuel 2.30: “Yo honraré a los que me honran”.
Para orar. Por coraje para obedecer a Dios y ser libre.