¡Que maravilloso es el mundo en que vivimos! Pensemos en todas las conquistas científicas logradas durante esta generación.
¿Quién hubiera pensado que el hombre pudiera caminar en la luna? Cosas que hace algunos años no se hubieran imaginado, ahora son casi dadas por sentado.
Hay quienes piensan que el hombre es tan inteligente que puede hacerlo todo por sí mismo - ¡ya no necesita a Dios! ¿Qué le dirías a los que así creen? La duda surge de dos preguntas importantes que hace Bildad:
Acerca del poder de Dios (3). ¿Este tiene algún límite? ¡Por cierto que no! El es Señor de todo – de modo que aun el hombre más inteligente está bajo su dirección.
Es maravilloso que el hombre puede caminar por las “calles” de la luna, ¡pero cuánto más importante es que primero Dios haya puesto allí la luna!
El océano Pacífico contiene infinitas toneladas de agua. El hombre no puede vaciarlo, pero Dios, sí. ¡No podemos limitar el poder de Dios!
Acerca de la posición del hombre (4). “¿Podemos presentarnos delante de este Dios de poder?” Bildad no responde su propia pregunta, pero el cristiano puede hacerlo.
Lee el versículo 6 y piensa en lo indigno que somos. Como escribió Pablo, “no hay justo, ni aun uno”. Pero mira lo que sucede cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo (Romanos 3.22). Cristo nos presenta al Padre, que él mismo conocía en profundidad.
Para pensar. ¿Qué futuro hay para una sociedad que ignora el poder de Dios y para las personas que rechazan su perdón?
Para orar. Por comprensión de lo que puedes hacer para que Dios sea real en la sociedad de hoy.