Job 36.1-23
Eliú es un joven que tiene mucho que decir sobre el tema que corresponde. ¡Si nos resultara tan fácil hablar de Dios como hablamos de nosotros mismos! Hay mucho que decir acerca de él porque él hace mucho por nosotros.
Dios es poderoso en sabiduría (5). Cada vez que actúa, lo hace para nuestro bien. El da protección contra el peligro (6). El promueve a posiciones de autoridad (7).
El castiga para que aprendamos de nuestros errores y prestemos oído a su instrucción. Su camino puede ser difícil, pero es el mejor. Y el mayor peligro es apartarnos de ese camino.
Dios es exaltado en su poder (22). Fue su poder el que permitió que Job fuera probado de esa manera.
Este está tentado a escarnecerlo (18), a poner fin a todo con la muerte (20), a rebelarse contra lo que Dios permitía (21).
No es fácil, pero mediante una fe que se niega a darse por vencida, el nombre de Dios puede ser glorificado.
En momentos de fracaso, desengaño, enfermedad, contratiempos, trata de recordar esto: Dios tiene propósito y será exaltado mediante tu testimonio.
Recuerdo el golpe que me causó la muerte de un compañero en el colegio ¡y un colegio bíblico! ¡Allí no debía suceder tal cosa!
Pero más tarde aprendí la lección en las últimas palabras de aquel joven en su lecho de enfermedad.
A Pablo siglos más tarde Dios tuvo que recordarle: “Mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12.9).
Creer y vivir a la luz de este pensamiento es ser cristiano real. Dios nos hace poderosos cuando reconocemos nuestras limitaciones y al mismo tiempo enraizamos nuestra fe en él.
Oración. Señor, defiende a los inocentes, y ayúdame a ser útil.