Salmo 23
“En la quietud y la confianza estará mi fuerza”. Si “confianza” es tener la fe con Dios, entonces la vida cristiana tiene una fuerza mayor. Unimos nuestra pequeñez a la grandeza divina y nuestro estado incompleto a su plenitud.
Hacemos lo que hizo el muchacho de los cinco panes y los dos pececillos. Las multitudes no podían haber sido alimentadas si su cooperación ni solamente con sus panes y sus peces. Cristo y aquel muchachito hicieron juntos lo que se necesitaba hacer.
Frecuentemente, cuando no tengo fe en mi fe, tengo que tener fe en Su fe. El me ayuda a creer en mí y en mis posibilidades, cuando yo no creo en ellas. Tengo que elevarme a la fe que me dijo: “No tengo fe propia; pero tengo fe en la fe de usted” “Bien”, repliqué, “acepte usted la fe en mi fe como su primer paso, y poco a poco alcanzará lo que es infinitamente mejor; la fe en Su fe”. Con la fe en la fe de Cristo podemos hacer todo, todo lo que hay que hacer.
Hay un pasaje en la Biblia que se ocupa de nuestra necesidad: “Porque Dios no te dejará”. (Deuteronomio 4.31). La fe no consiste solamente en que el hombre se afianza de Dios, sino en que Dios afianza al hombre también.
El no te dejará. Como Walt Whitman lo expresa: “Mientras brille el sol no te dejaré”. Mantengámonos diciendo a nuestra alma: “En confianza será vuestra fortaleza”. (Isaías 30.15). Repitamos a nuestra alma estas palabras: “Decir que lo que debe ser no puede ser, es una declaración breve y completa de ateísmo”. Digámonos: “Lo que debe ser puede ser y yo lo haré”. Y lo haremos. Iremos más allá de nosotros mismos.
Un santo se repite: “Dios es. Dios está conmigo”. Eso crea confianza y fe.
Oh Cristo viviente, veo que la vida es comunión. Unión contigo. No únicamente en los momentos tranquilos sino en los momentos de lucha y trabajo. Ahora veo que puedo ser un guerrero feliz porque estoy recibiendo Tu poder en abundancia y porque tengo confianza enTi. Puedo hacer lo que parecía imposible. Gracias, gracias. Amén.
Tomado del libro: Vida en abundancia