Gracia Contra Ley
Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él.
Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre,
para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. Romanos 3:21–26
El apóstol Pablo recibió un trabajo a la medida cuando se le dio la tarea de predicar la gracia a los judíos de su época. Él había estado tratando de guardar la Ley durante mucho tiempo. Por siglos ellos habían vivido bajo “el sistema”. Cuando tenían éxito en ello se sentían bien con respecto a sí mismos y, cuando fallaban, se sentían condenados.
Como Pablo expuso aquí en Romanos 3:21–26, estaban teniendo dificultades para entender el nuevo orden de las cosas, así que tuvo que enseñarles acerca de la gracia de Dios que justifica y acepta como justo a todos los que tienen fe en Jesucristo, quien Él mismo es el cumplimiento de la Ley. Después de que Pablo predicó su mensaje a los judíos, que son noticias asombrosamente buenas, les dijo algo que, para la persona religiosa, no son buenas noticias.