La respuesta de Job debe haber sorprendido a Bildad. ¡También fue toda una sorpresa para Satanás! ¿Qué esperaba él (2-5)? En cambio, tenemos un cuadro del poder de Dios en toda su amplitud.
Poder sobre los “Hombres”. Muchos han vuelto sus rostros contra Dios, lo han desafiado a que hiciera lo peor; y todos ellos han pagado muy caro su insensatez.
Poder sobre la “Naturaleza”. El domina las montañas más elevadas y las olas más poderosas. El envía luz del sol. El mantiene las estrellas en sus órbitas. Hay muchas maravillas invisibles para nuestros ojos, muchos conocimientos desconocidos para nuestra mente. ¡Y él domina todo ello!
Poder sobre “Mi”. Yo no puedo explicar sus movimientos entre los hombres; no entiendo los misterios de su universo. ¿Cómo puedo, entonces, juzgar el significado de lo que no puedo explicar ni entender? Pero cuando descubro que el dominio está en su mano, todos mis temores y ansiedades pasan a segundo plano.
Yendo un pobre a la iglesia, un escéptico le preguntó: ¿Qué clase de Dios es el que adoras?” “Pues”, replico el pobre: “Es tan grande que los cielos no pueden contenerlo, y al mismo tiempo tan pequeño que puede vivir en mi corazón”. Esta doble idea, aparentemente contradictoria, es la que presenta Job aquí: Dios es grande y es sencillo; Dios es santo pero también humilde.
Para pensar. ¿Qué concepto tienes de Dios? ¿Quién es él para ti?
Oración. Señor, “dame el ser lo bastante grande para abarcar al mundo. Lo bastante fuerte para poder llevarlo a los hombros”. Pero dame asimismo, Señor, el ser tan sencillo y tan humilde que pueda asociarme con los más arrastrados de este mundo.