La Lucha por la Verdad y el Amor
Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor. Apocalipsis 2.2, 4
La verdad está bajo un duro ataque y hay muy pocos guerreros con valentía dispuestos a pelear. Cuando estemos delante del tribunal de Cristo, los creyentes de esta generación no van a poder justificar su apatía quejándose de que el nivel del conflicto sobre la verdad parecía muy negativa para la clase de cultura en la que vivíamos, o que las cuestiones eran meramente doctrinales» y por lo tanto no valía el esfuerzo.
Recuerde que Cristo reprochó a las iglesias en Apocalipsis capítulos 2 y 3 que habían tolerado falsos maestros en medio de ellas (2.14–16, 20–23). Él alabó expresamente a la iglesia de los efesios por examinar los reclamos de ciertos falsos apóstoles y los desenmascaró como mentirosos (2.2). Las iglesias tienen la clara tarea de guardar la fe ante los falsos maestros que se infiltran. Cristo mismo lo demanda.
Al mismo tiempo, necesitamos cuidadosamente darnos cuenta de que una defensa polémica de la fe de ninguna manera garantiza una iglesia saludable, y mucho menos un cristiano saludable.
Cristo también reprochó a los efesios doctrinalmente sensatos por haber dejado el primer amor (Apocalipsis 2.4). Así como es vital para nosotros alistarnos en la Guerra por la Verdad y pelear por nuestra fe, es aun mucho más importante recordar por qué estamos peleando, no meramente por la emoción de vencer algún enemigo o ganar alguna contienda, sino por el amor genuino hacia Cristo, quien es la encarnación viviente de todo lo que mantenemos como verdad y por lo que vale la pena pelear.