Hacer compras para mi familia era algo rápido, y cocinar lo hacía casi en un santiamén. Tenía tiempo de sobra para servir a los demás. Pero lo que más echo de menos es el aislamiento que me permitía reflexionar acerca del nacimiento de Cristo y su significado en mi vida.
Hoy día, el mes de diciembre en mi casa es un torbellino. Tanto los padres de mi esposo como los míos están divorciados. Tenemos hermanos que nos visitan de lejos. Eso significa que nos encontramos con varios miembros de la familia e intercambiamos regalos en diferentes ocasiones y nos enviamos frases y saludos navideños.
En los últimos dos años, he estado tan ocupada haciendo compras, cocinando, limpiando, envolviendo regalos y celebrando, que no he tenido tiempo para disfrutar de lo que solía hacer en esta temporada tan especial.
Estoy tentada a pensar: “La Navidad era mucho mejor en ‘los viejos tiempos’”. Posiblemente usted piensa igual que yo. La naturaleza humana tiende a idealizar el pasado, sobre todo si percibimos que lo de hoy, de alguna manera, es menos deseable. Pero nuestro llamado como creyentes es vivir en el presente. ¿Cómo podemos sacar el máximo provecho de esta Navidad, cuando los recuerdos de los días mejores son tan a menudo un obstáculo?
Sin lugar a dudas, lo más importante que hay que hacer, es cultivar nuestra relación con Dios. Tenemos un control limitado sobre las circunstancias, pero siempre podemos hacer algo en cuanto a nuestra vida de oración. La diferencia en nuestra perspectiva es increíble cuando hemos confiado una situación a Dios y decidido apoyarnos en su fuerza en vez de la nuestra.
Una vez que estemos caminando en comunión íntima con Dios, debemos dar pasos para mejorar nuestras circunstancias. Tal vez, usted necesite hablar con su familia en cuanto al número de regalos. O quizás pasar un día de Navidad reunido con los hermanos de la iglesia. Trate de identificar las dificultades de su celebración de Navidad, y pida a Dios una manera práctica de resolver el asunto.
Es muy probable que, a pesar de sus mejores esfuerzos, haya aspectos que se mantendrán poco ideales. Permita que esos momentos dolorosos, estresantes o atareados le acerquen más a Dios. Recuerde su presencia constante y el amor incondicional que siente por usted. Hable con Él sobre lo que le hiere, y pídale sabiduría para manejar sus luchas. Cuando lo haga, dé gracias a Dios por conocer el verdadero significado de la temporada navideña, y permita que eso cambie su vida.
Una famosa canción llama a la Navidad “la época más maravillosa del año”. Desdichadamente, puede ser también el tiempo más difícil para mucha gente.
La buena noticia es que esta fiesta no tiene que hacernos sentir desdichados, incluso si nuestras Navidades no son ahora lo que solían ser antes. Con Jesús en medio de todo lo que hacemos, la Navidad puede ser lo que debe ser: algo mejor, incluso, de lo que era en “los viejos tiempos”.
Suzanne Lesser