No Juzgues a tu Prójimo
"Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad.
¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?" Romanos 2:1-4
No tenemos excusa si juzgamos a otros por sus malas conductas puesto que nosotros también fallamos. Quizás no cometemos los pecados de ellos pero tenemos nuestros propios pecados. En el capítulo anterior aparecen el homicidio, la envidia y la desobediencia a los padres en la misma lista de pecados:
"estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia" (Romanos 1:29-31) Esto significa que para Dios no hay pecados que sean menos graves que otros. Todos implican desobediencia y ofensa a Dios.
Si juzgamos a un prójimo porque comete tal o cual pecado, en verdad nos estamos juzgando a nosotros mismos pues también cometemos nuestros propios pecados, tan graves como los otros.
Dios tiene en sus manos todas las evidencias para castigarnos por nuestro pecado. Él juzga según la verdad, es un juez Justo. Seríamos muy ilusos si pensáramos que Dios no nos va a castigar por nuestro pecado y que vamos a escapar del juicio justo de Dios.
Más Dios ama al ser humano. No sólo es justo sino también misericordioso. Él debe ser justo porque es Dios de justicia, pero también quiere ser misericordioso porque es Dios de amor.
En el hay benignidad. La palabra "benignidad" viene del latín benignitas y significa "cualidad de bueno de nacimiento". Dios es intrínsicamente bueno. Es un Dios paciente que comprende que somos débiles, que estamos en proceso de aprender y sabe esperarnos:
"Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación." (Éxodo 34:6,7) Lo caracteriza la longanimidad, es decir la grandeza y constancia de ánimo frente a las adversidades.
Dios sólo espera de ti arrepentimiento. Es verdadero y conoce tu verdad, no se la puedes ocultar. Él te ama y sólo pide que tú, también como Él, seas verdadero. No trates de engañarlo ni ocultar tu realidad, no te engañes a ti mismo sino muéstrate tal como eres, con tus miserias y pecados. y pide perdón.
No solo pidas perdón sino también ayuda: Señor, soy un pecador. Perdóname, límpiame de mi pecado y ayúdame a no volver a caer en la tentación de este pecado otra vez. En el nombre de Jesús. Amén. Indudablemente la bondad de Dios nos da una y otra vez nuevas oportunidades y nos guía al arrepentimiento.
Publicado: Editado: 1472