NUESTRO DEBER CON EL MAESTRO
"El que es enseñado en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye." Gálatas 6:6
No debemos entender este texto exclusivamente en términos económicos, como que el discípulo debe ofrendar dinero a su maestro, lo cual podría ser una forma de agradecimiento a Dios, sino que más bien se refiere a lo siguiente:
1. Para quien instruye a otro hermano en la fe o discípulo, es muy grato recibir alguna muestra de gratitud por ese trabajo que se hace con amor, esfuerzo y dedicación.
2. Es un gran aliciente para un maestro cuando observa avances en el discípulo, que este está siguiendo el consejo de la Palabra de Dios; cuando ve frutos en aquel hermano y que hay un resultado positivo a su entrega.
3. La mayor satisfacción para quien enseña a otro, es que éste aproveche las enseñanzas y crezca en conocimiento y en virtudes, que supere sus dificultades y desarrolle a Cristo en su persona.
4. Es conveniente que el discípulo comparta a su instructor o maestro sus progresos y las bendiciones que Dios está entregando a su vida. En resumen, el que es enseñado en la Palabra de Dios debe demostrar gratitud a su maestro o instructor; dar buenos frutos de la enseñanza; desarrollar las virtudes de Cristo y compartir con él las bendiciones de que Dios le otorga.