Isaías 38.1-8
2 Reyes 20.1-11 y 2 Crónicas 32.24-26 narran el mismo hecho con pequeñas variantes. El pasaje de Reyes indica el medicamento (7) y el de Crónica sugiere una falta de Ezequías y el tema del arrepentimiento. Pero lo central del relato es idéntico.
Profecía y cumplimiento. El pasaje es un buen ejemplo de lo que podríamos llamar una profecía condicional. El profeta anuncia la decisión del Señor, pero no se trata de un cumplimiento mecánico; Dios toma en cuenta la petición de Ezequías.
La profecía ha cumplido su propósito de producir arrepentimiento y humildad (especialmente si pensamos en el relato de 2 Crónicas) y por lo tanto Dios modifica su acción anunciada.
Recordemos un ejemplo semejante en Jonás, que el profeta tuvo trabajo en aceptar (Jonás 4). El propósito de Dios es la conversión del hombre, no el ciego cumplimiento de sus decretos.
¿Salvación por méritos? La oración de Ezequías parece querer hacer valer sus méritos (3). Eso parece lógico cuando se pensaba que la enfermedad era un castigo. Jesús rechazó que esa idea fuera siempre correcta (Juan 9.1-3).
Al mismo tiempo, hay que notar que Ezequías no pretende que Dios tenga obligación para con él, simplemente apela a la fidelidad del Señor.
La confianza y el cinismo de un rey. La señal milagrosa presentada en los versículos 7 y 8 se relata evidentemente para mostrar el contraste entre Ezequías, el rey fiel que recibe con gratitud una señal de Dios, y Acaz, el rey cínico y desobediente que rechaza la señal que debía llevarlo al arrepentimiento (Isaías 7.10-13).
Para orar. Que el Señor nos dé confianza para recibir lo que él nos da y dejar en sus manos nuestra enfermedad y salud, prosperidad o pobreza, confiando en su fidelidad.