Para Poder Cambiar
"¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?" Mateo 6:27
Nadie puede hacerse más alto de estatura física; tampoco podemos crecer moralmente, ser más buenos o más justos, por más que nos esforcemos, si Dios no nos cambia; ni de ningún modo podremos ser más espirituales si no interviene el Espíritu de Dios en nuestro ser más interno.
Al nacer traemos una carga genética tanto física como psicológica que, por más que lo queramos, no podemos eludir. Tenemos ojos y cabellos de cierto color y un coeficiente de inteligencia irrenunciable. Dios determinó todo ello y no lo podemos cambiar.
Hay circunstancias y condiciones en la vida que debemos aceptar. Nacimos en una época, cultura, nación y familia determinadas, con un sexo y una apariencia programadas por el Señor.
Nada obtenemos con luchar contra nuestra naturaleza, es una batalla inútil. Lo más sabio es aceptar nuestra realidad y seguir el camino indicado por Dios.
Por nuestra naturaleza caída tenemos tendencia al pecado. Es algo que por nosotros mismos tampoco podemos evitar. Necesitamos limpiarnos del pecado y cambiar.
Para ello sólo nos queda pedir perdón a Dios, creer que Su Hijo Jesucristo dio Su vida en la cruz para salvación de nuestras almas y entregarle todo lo que somos, recibiéndolo como Salvador y Señor.
De este modo recibimos el Espíritu Santo dentro del ser, el que comenzará una transformación paulatina de nuestro carácter y nos preparará para la vida eterna. Dios es el único que puede salvarnos, sanarnos, renovarnos y transformarnos.