Dice 1 Juan 2:3-6: "3 Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos.
4 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él;
5 pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.
6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
En este texto de la 1ªEpístola de San Juan hay tres conceptos que debemos comprender muy bien los cristianos: Conocer a Jesucristo, guardar Sus mandamientos y permanecer en Jesús. Para el común de la gente “conocer” es saber de algo o alguien; “guardar” es quedarse con algo y cuidarlo; y “permanecer” es establecerse en un lugar, en un grupo o en una idea. En el contexto bíblico estas palabras tienen un significado totalmente diferente.
¿Qué significan en el Evangelio las palabras conocer, guardar y permanecer? Conocer a Jesús es guardar Sus mandamientos; guardar Sus mandamientos es practicarlos; permanecer en Jesús es imitarlo. Detengámonos en este último aspecto en torno al versículo seis: “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.”
Nos dice que nuestros caminos no son los caminos de Dios ni nuestros pensamientos sus pensamientos (Isaías 55.8). Nos ordena a proteger la verdad y rechazar las mentiras (Romanos 1.25). Declara que ninguna mentira pertenece a la verdad (1 Juan 2.21).
Nos garantiza que los justos serán bendecidos y los malvados perecerán (Salmos 1.1, 6). Y nos recuerda que «¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad con Dios? Cualquiera, pues, que quiere ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios» (Santiago 4.4).
El discernimiento demanda que donde la Escritura habla con claridad, debe trazarse una línea dura. Cristo está en contra de la filosofía humana, en contra de la superchería vacía, en contra de la tradición humana, en contra de los principios elementales de este mundo (Colosenses 2.8).
Esas cosas no se pueden integrar con la creencia cristiana verdadera; deben ser repudiadas y firmemente resistidas. La Escritura demanda que hagamos una elección definitiva: «¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra» (1 Reyes 18.21).Suscríbete a nuestro canal de Youtube para ver nuevos Videos
Una vez nos encontramos con Jesús, nos enamoró con Su gran misericordia y perdón, y le seguimos. Luego vino el aprendizaje y la práctica de Su Evangelio, junto con las pruebas a nuestra fe. A veces decaíamos, nos desanimábamos, perdíamos la fe y la esperanza; pero luego nos levantaba el Espíritu Santo y así continuábamos el Camino.
Entonces decimos que hemos permanecido en Cristo porque hemos seguido creyendo en Jesús, leyendo y escuchando Su Palabra y congregándonos. Pero este no es el concepto de San Juan. Para él “permanecer” en Jesús es actuar como Cristo; lo dice claramente “andar como él anduvo” ¿Y cómo anduvo Jesús?
“cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hechos10:38)
Quien permanece en Jesucristo es un imitador de Él, de su modo de pensar, de su modo de sentir, de su modo de actuar. Así lo expresa San Pablo: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.” (1Corintios 11:1)
El modo de imitar a Dios es actuando con amor, así como lo hizo Jesús, quien se entregó por completo al prójimo, hasta dar Su propia vida. La generosidad, el altruismo, la misericordia, son signos de una vida entregada a Jesús, como si fuera un holocausto, el sacrificio feliz de nuestra vida para nuestros prójimos y para el Señor.
Una existencia tal es para Dios la mejor fragancia: “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. / Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.” (Efesios 5:1,2)
Imitar al Salvador, al Señor y Maestro es “permanecer” en Él. Lo imitamos como Salvador, procurando la salvación y sanación de las almas; como Señor, nos sometemos a Su autoridad y enseñamos a otros la sumisión a Jesús y la sujeción al Cuerpo de Cristo; lo imitamos como Maestro enseñando el Camino, enseñándolo a Él y Su Evangelio.
Hay personas cristianas dignas de imitar porque ellas mismas imitan a Jesús: “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe.” (Hebreos 13:7)
En conclusión, en el Evangelio las palabras conocer, guardar y permanecer tienen un significado diferente al lenguaje común:
1) Conocer a Jesús es guardar Sus mandamientos, poner por obra Sus enseñanzas, ser hacedores de la Palabra, tener una íntima comunión con Dios, actuar como Él;
2) Guardar Sus mandamientos es practicarlos, ejecutarlos, obrar conforme a la salvación, practicar el amor, actuar como Jesús;
3) Permanecer en Jesús es imitarlo, actuar como Cristo, andar como él anduvo, ser un imitador de Su modo de pensar, sentir y actuar, actuar con amor e imitar a aquellos que también imitan a Jesús.
¿Está permaneciendo usted en Jesús?