Por Nada Estéis Afanosos
"Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?" San Mateo 6:25
En este fragmento del Sermón del Monte, Jesús nos anima a dejar toda ansiedad y afán por las cosas materiales. Él quiere enseñarnos acerca de las prioridades de la vida, a poner las cosas en su justa perspectiva.
El alimento diario, un techo donde cobijarse y el vestuario son imprescindibles para vivir. Para obtenerlos es necesario que trabajemos, pero confiando en la fidelidad y generosidad paternal de Dios que alimenta a "las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros".
Jesús nos llama a preocuparnos y ocuparnos en primer lugar de lo más esencial de la vida. No de las necesidades básicas ni de las necesidades creadas sino de las espirituales. "¿No es la vida más que el alimento...?"
Si bien es cierto el alimento permite la vida corporal y su salud, somos más que seres biológicos. También somos seres con un espíritu que necesita nutrirse, fortalecerse y crecer pues "...No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios." (San Mateo 4:4)
Y "¿No es... el cuerpo más que el vestido?" De uno u otro modo, la mayoría de las personas trata de vestirse con ropas que le den una buena apariencia, sentirse cómodas y protegidos sus cuerpos del frío.
Pero el ser interior, o sea el alma y el espíritu, requiere de otro tipo de vestuario. Necesitamos conservarnos limpios de pecados y protegidos de las tinieblas, necesitamos vestiduras espirituales:
"Entonces uno de los ancianos habló, diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y de dónde han venido? Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero." (Apocalipsis 7: 13,14)
"Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz." (Efesios 6:14,15)
En el Camino de Cristo aprendemos que la vida es más que el alimento y el cuerpo más que el vestido; que es una preparación para la eternidad; que venimos a esta Tierra a servir en una misión específica y que la vida es un continuo aprendizaje. Y hacemos este tránsito sin afán, sin desesperación y con fe en el Padre Dios, Su Hijo Jesucristo y el Espíritu de Amor.