Nadie tampoco profetizó su propia muerte ni habló concretamente del alto propósito que ella implicaba, como Jesús. Frente a ésta él pudo tomar otro camino, pero...
¿Huir de la hora crucial? (27). Jesús estaba marcado por una cosa, que debe ser también nuestro patrimonio: cumplir a cabalidad los propósitos de Dios.
Para la liberación del hombre de todo estilo de opresión, Dios había planeado que su Hijo muriera en una cruz. Jesús lo sabía y jamás quiso huir de la hora crucial.
Tenemos igualmente nuestros momentos de grandes aprietos y para no evadirnos de ellos, para asumir nuestro papel, debemos seguir el camino que Cristo nos trazó.
Si no podemos hacerlo, habrá que pedir fortaleza a Aquel que siempre estuvo dispuesto a morir por la causa de Dios.
Cristo jamás dijo No a Dios, jamás se compadeció de sí mismo, aunque lo asechaban de aquí y de allá con violencia. Por lo mismo, la vida del creyente militante en Cristo nunca debe temer al sufrimiento, si éste viene por servirle.
Tampoco debe ceder a la tentación de pensar que el que tiene éxito en este mundo es porque goza de la asesoría de Dios.
¿Creer para ser? (35-36). Hay en estos versículos una enseñanza muy sencilla. Si tenemos luz, debemos aprovecharla. Si tenemos claridad, no perdamos el sentido de dirección en la vida.
Si tenemos luz, seamos luz para los demás. ¿Cómo ser luz en un mundo en tinieblas? ¡Saliendo a las tinieblas!
Para pensar. 1) ¿Qué significa concretamente hoy creer y andar en la luz? 2) ¿Por qué Jesús nunca evadió la cruz?
Oración. ¿Qué es lo que pasa, Señor, que no iluminamos lo suficiente a todos aquellos que se nos cruzan en el camino? Sin duda, necesitamos un reajuste de tu parte. Hazlo ahora mismo, Señor. No demores más.