Él dará cátedra sobre la adolescencia, los códigos de la calle y el modo más adecuado de charlar con la “muchachada”.
Su matrimonio es un infierno. Pero eso tampoco lo silencia. Él sabe todo los secretos sobre cómo tratar bien a las damas. La culpa la tiene su mujer que no colabora.
En su trabajo es francamente insoportable. Nadie lo tolera. Aunque eso tampoco refrena sus labios.
José conoce las veinte claves sobre cómo manejarse eficazmente en la vida de una empresa. Es un conocedor de todo:
Si tienes un dolor, él conoce el tratamiento más adecuado para tu alivio.
El futbol sólo lo entiende él.
En cuanto al clima, es capaz de explicarte qué sucederá en los próximos dos meses.
Sobre comidas no hay quien lo iguale en conocimientos.
Hay una sola forma de resolver las cosas. Es “al estilo José”.
¿Quieres que siga? Seguramente tú podrás extender la lista. O porque eres medio “José” o porque has sufrido a manos de algún “José”.
¡Qué difícil es conversar con esta clase de individuos! ¡Son tan intolerantes! No sé cuál es tu caso, pero yo ya no pierdo el tiempo.
¿Para qué hablarles? Ellos sólo deben ser escuchados. Todo lo que puedas decir es simplemente una pausa en su discurso.
Mientras te miran distraídamente sólo están tomando aire para seguir monologando.
No discutas con José. Quizá termine despertando la veta intolerante que también tú tienes dentro. Toda la riqueza y todo el saber ya le pertenecen.
¿Qué tendrías tú para aportarle? Invierte tu tiempo en aquellas personas con las que puedes enriquecerte mutuamente.
Amigo, en cada individuo hay una cuota de riqueza que puede potenciar tu vida. Que la intolerancia no gane terreno en tu vida social.
No te pierdas la posibilidad de ser sorprendido con los saberes ocultos que hay en tu prójimo.