Calificativo que se aplica a cualquier obra humana que impresiona por su tamaño o su poder, pero que está expuesta a derrumbarse a causa de una falla que parece insignificante. ¿Carisma o carácter?
La expresión es procedente de la Biblia, en al Libro del Profeta Daniel 2:31-35. Se cuenta allí que el Nabucodonosor, rey de un imperio gigantesco, ve en sueño una gran estatua. “la cabeza de la imagen” –Se lee allí- “es de oro fino.
Su pecho y brazos, de plata. Sus muslos y estomago de bronce, Sus pies, en cambio, están moldeados en una mezcla de hierro y barro, y se desmenuzan no bien los golpea una piedra.
Al venirse abajo, el ídolo entero –incluidas las partes más sólidas- se convierten en un fino polvo y tamo, que muy pronto es barrido por el viento”.
Consultado por el monarca, el profeta Daniel explica el sueño.
El barro unido al hierro representa los endebles aliados que no son fieles y leales al reino. Al debilitarlos con sus intrigas harán que se desmoronen los pueblos más fuertes, simbolizados por el bronce, la plata y el oro.
¡Imposible construir nada firme sobre bases precarias, señala la frase!
¡Que una obra sea colosal no alcanza para que sea también duradera!
Una buena advertencia para los mega emprendimientos y cada emprendimiento.
Este principio es recordado a la Iglesia, por el señor Jesucristo, en el Libro de Apocalipsis 3:14-20.
Donde corrige una evaluación de grandeza, basada, en lo que consideraban muy próspero; que no tenían necesidad de nada; cuando, “su grandeza”, estaba dejando fuera, (Yo estoy a la puerta –del lado de afuera- y llamo) la única riqueza verdadera de la iglesia, Jesucristo. (Arraigados y cimentados en El)
El reino de los cielos permanecerá por la eternidad sin ruinas, por que su Rey no permitirá que se edifique sin entresacar lo verdaderamente precioso de lo vil. (La que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.) Dn.2:35.