Una Acción es más Valiosa que mil Intenciones Buenas.
«Mientras Él decía estas cosas, una mujer de entre la multitud levantó la voz y dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos que mamaste. Y El dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan» (Lucas 11.27-28). Es más bienaventurado ser un hacedor de la Palabra de Dios, que haber sido la madre de Jesús.
Pocos son los sueños que se vuelven realidad por sí solos. La prueba de una persona está en la acción. Nadie sentado se ha tropezado con algo grande. Ni un mosquito se golpea hasta que no comienza a trabajar. Un famoso poema anónimo dice así: «Quedarse sentado soñando no hace grande a nadie; el buen Señor envía los peces, pero usted debe cavar para encontrar la carnada».
Comprenda que no aprende nada mientras habla. Las palabras sin acciones son las asesinas de los sueños. La obra buena más pequeña es mejor que la más grande intención. Se hace historia cuando se actúa en forma acertada. La acción es el fruto del conocimiento. Adquirir una idea debería ser como sentarse en una tachuela: le obligaría a saltar y a hacer algo.
«Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual no teniendo capitán, ni gobernador ni señor, prepara en el verano su comida, y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento» (Proverbios 6.6-8). «Nada predica mejor que esta hormiga, sin embargo no habla nada» (Ben Franklin). Sólo con la acción se gana el respeto; la inactividad gana la falta de respeto.
Algunas personas ven la vida como un sueño vacío porque no le agregan nada. Cada vez que alguien expresa una idea, se encuentra con otros diez que la pensaron antes, pero que no hicieron nada al respecto. Mark Twain dijo: «El trueno es bueno, es impresionante, pero el relámpago es el que hace la obra». La prueba de este libro la veremos en la respuesta de los lectores, no cuando digan: «Qué hermoso libro», sino: «Voy a hacer algo al respecto».
El diablo quiere que declare su fe siempre que no la practique. Cuando ore debe estar dispuesto a actuar conforme a la dirección que Dios le dé en respuesta a la oración. La respuesta a sus oraciones incluirá acción. La Biblia nos dice que la acción da vida a la fe (véase Santiago 2.26). Hasta un niño se reconoce por sus obras (Proverbios 20.11).
Muchas personas que van a la iglesia cantan: «Las promesas del Señor Jesús son apoyo poderoso de mi fe», cuando todo lo que hacen es sentarse sobre las premisas. Demasiadas personas evitan descubrir el secreto del éxito, porque en el fondo sospechan que el trabajo será duro.