Isaías 38.9-22
Algunas aclaraciones. Versículo 10: Ezequías aún era joven, tendría alrededor de 30 años. En los vv. 11, 18-20 (igualmente en Salmos 88.9-12), vemos que la muerte es aún considerada casi como el fin de toda vida significativa.
La vida luego de la muerte es aún tenebrosa y poco deseable. Recién más tarde, y especialmente en los evangelios se revela la gloria de la vida eterna en el Señor.
Los vv. 12-14 utilizan cinco comparaciones para describir lo repentino, doloroso, rápido y atemorizador de su enfermedad.
Miremos con cuidado cada una de esas comparaciones pensando en lo que nos manifiestan de lo que sentimos en nuestras propias enfermedades, dolores y desgracias.
El v. 15 es un tanto difícil: probablemente el autor se pregunta ¿por qué pedir salud a Dios si él envío la enfermedad? Y se responde que debe tomarlo como un llamado a la humildad y gratitud.
El v. 17 expresa hermosamente la idea del perdón: Dios ha arrojado tras sí los pecados de Ezequías; no se acuerda más de ellos, ya no los ve más.
Para pensar. Para este pasaje, como para muchos salmos, “meditar” es pasar revista a los acontecimientos de la vida delante de Dios.
Eso permite analizar la vida y a la vez motiva la humildad, la gratitud, la consagración. ¿Hemos dejado de practicar esa forma de meditación bien concreta cada día?
A veces sería útil ponerlo por escrito: escribir ¡nuestro propio salmo!
Para orar. Agradece a Dios por la vida sana, tan dulce, tan buena, si la comparamos con la enfermedad.