Dos cosas son básicas para llegar a un acuerdo sobre las medidas a tomar: el testimonio de lo que Dios está haciendo (12 y 14) y la palabra escrita de Dios (15-18). ¡Cómo hace falta prestar atención a ambas cosas hoy en día!
Al percibirlas y tomarlas como base de su consejo, Jacobo muestra su calibre de líder de visión y fidelidad. Sus palabras ayudaron a preservar la libertad cristiana dentro de la comunidad primitiva. ¿Cómo se expresó esta libertad?
No pusieron yugo a los gentiles. ¿Serán una contradicción, entonces, las prohibiciones del versículo 20? Eran concesiones temporales necesarias para que pudiera existir convivencia entre judíos convertidos y gentiles.
Ningún principio básico estaba en juego en lo que se refería a los alimentos. En lo referente a la pureza sexual, la advertencia era necesaria, ya que en el mundo gentil la corrupción estaba muy extendida.
Se sometieron al Espíritu Santo. Nota la repetición de la expresión “pareció bien” luego del relato del acuerdo. En el versículo 28 va unido a la humilde certeza de que el Espíritu ha estado dirigiendo el debate.
En ello radicaba la autoridad que haría efectiva la comunicación del acuerdo. Pero había algo más. Los portadores del mensaje llevaban el respaldo de su vida y eran siervos de Dios reconocidos.
A menos que no nos sometamos a los dictados del Espíritu Santo, no podremos esperar grandes hazañas en la obra de Dios. El Espíritu Santo debe ser la última palabra en los debates de los creyentes sobre todo asunto vinculado a la fe.
Para pensar. ¿Tengo los ojos abiertos en lo que Dios está haciendo en el mundo? ¿Estaremos imponiendo a otros creyentes cargas que no tienen base en la Escritura y que impiden el crecimiento de la Iglesia?
Para orar. Convierte estas preguntas en oración.